jueves, 20 de diciembre de 2012

LOS NIÑOS TOREROS

En esto de los toros hay que andar con cuidado porque la gente está muy predispuesta a la censura en cuanto de canteas mínimamente. Por ejemplo, en estos días hay muchos “padres de la iglesia taurina” que te ponen como hoja de perejil o se rasgan las vestiduras si defiendes que se cubra la plaza de toros de “Los Vientos”, si no te parece mal que los estoques de matar se fabriquen con fibra de carbono o le llames a la plaza de Zaragoza coso de don Ramón Pignatelli, hombre que hizo tantas cosas por esta ciudad: en el hospicio fabricaba lonas para que los acogidos se ganaran su sustento con el trabajo, trajo el agua hasta la Fuente de los Incrédulos, fundó la Asociación de Amigos del País que impulsó la industria y el comercio zaragozanos y construyó la plaza de toros para obtener beneficios con los que sostener el lugar de acogida de gentes desheredadas. Y lo de la espada se le ha ocurrido nada más y nada menos que a un torero de hoy que prodiga la suerte de recibir como casi ninguno de los buenos estoqueadores que yo he visto en mi vida, desde Manolete a Rafael Ortega, Pepe Bienvenida o Uceda Leal, Machaquito (a este no lo vi pero me inspiro en la escultura de “La estocada de la tarde”) o Paco Camino. No me importa si la espada pesa más o menos, me importa la mano que la maneja y el corazón que la empuja. Muchas veces leo que este o el otro diestro perdió las orejas por la espada. No es así. En ocasiones influye mucho la suerte, la buena o la mala suerte, pero nadie me puede discutir que José Mari Manzanares, el hijo, mata muchos toros por arriba y en lo que antes de “Costillares” era imprescindible: recibiendo. “A vuela pies” era un recurso. Y, en ocasiones, un defecto. Pongamos por ejemplo a Ostos, S. M. “El Viti” o “El Juli”. Lo que nada tiene que ver con el material con el que está fabricado el estoque. No creo que el temple de un hombre se mida por el temple del acero de su espada. Para mí, y no me canso de repetirlo, lo más fundamental es modificar el peto de los caballos, su forma y su material. Resucitar la suerte de varas puede ser el máximo aliciente para que vuelvan a los tendidos los viejos aficionados y arrastren a esa juventud que tanto se echa en falta en las plazas de toros.

Hace unos días tomó la alternativa Michelito Lagravere Peniche en Mérida, Yucatán, días antes de cumplir los quince años. Padre francés y torero, madre mexicana y empresaria de toros, y un hermano, André, al que apodan “El Galo” y sigue los pasos de su hermano. Michelito tenía 14 años, 11 meses y 25 días en la fecha en la que recibió muleta y espada de manos de Sebastián Castella, francés como papá, y en presencia de Juan Pablo Sánchez, mexicano como mamá, casualmente regidora de la plaza de Mérida en donde su niño mató al toro “Sureño” de Bernaldo de Quirós que pesó 610 quilos. La cortó una oreja. Pero “Michelito” no podrá lucir sus habilidades en el solar paterno ni de los Pirineos para abajo hasta 2014. Sin embargo, y, pese a la fino que hilan algunos y algunas, no se ha escuchado ni una voz de protesta. “El toro de 5 y el torero de 25”. Puede ser que el recuerdo de “Joselito”, el hermano payo de Rafael el Gallo que tomó la alternativa a los 17 años detenga los anatemas protestantes. “In ilo tempori” las cuadrillas de “niños toreros” se prodigaban por toda nuestra geografía y había una en Sevilla que formaban el pequeño de los Gallo y José Gárate “Limeño”, en cuya cuadrilla iba su hermano Manuel que murió en Santa Olalla del Cala, Huelva, cuando apenas había cumplido los 17 años. Con la cuadrilla de Niños Valencianos actuaba Enrique Berenguer “Blanquet”, que no murió tan joven, pero tuvo fama de agorero porque olía a cera y aquel día murió “Joselito”, el otro murió Granero y él mismo en el tren antes de partir hacia Ciudad Real para actuar en Valdepeñas con Ignacio Sánchez Mejías, inspirador del mejor canto fúnebre de García Lorca. Agustín de Foxá, gordo, fumador de habanos, aristócrata y aficionado a los toros, ¿cómo iba a ser de izquierdas?, aumentó su fama, la de Blanquet, con su cuento titulado “Olor a cera” y publicado hace años creo que en “Blanco y Negro”..

Y, como estoy en el capítulo de hechos dolorosos recordaré a un chavalillo que se llamaba Pedro Albillo Hurtado y que, aunque había nacido en Becerril de los Campos, Palencia, se le conocía como “Currito de Granada” porque su padre era guardia civil y, al poco de nacer el chaval, se trasladó a la sombra de la Alhambra, donde desde niño inició su aprendizaje de torero. Estuvo en la Oportunidad de Vista Alegre, Carabanchel, Madrid, hizo pareja breve pero prometedora con Jacobo Belmonte y, cuando marchó en solitario apoderado por Manolo Escudero toreó, el 7 de agosto de 1968 en Miraflores de la Sierra y sufrió un palotazo en el vientre. En principio no le dio ninguna importancia al golpe puesto que no se detectaba orificio de entrada del pitón, pero, al cabo de los días, ingresó en el Sanatorio de Toreros, fue intervenido el día 28 de agosto, se le apreció una perforación en el intestino delgado y falleció el 2 de septiembre, a los 17 años. Distinto caso pero también doloroso fue el de Faustino Inchausti “Tinín”, que tenía 15 años cuando en una novillada sin caballos en Los Vadillos, el 8 de mayo de 1960, se clavó la espada en la rodilla izquierda y hubo que amputarle la pierna por causa de una tromboflebitis. Años después, cogió el testigo su hermano José Manuel con el mismo apodo de “Tinín”, torero de grandes triunfos en Madrid, pero que, según propia confesión, no tenía cuerda para más de tres años. Le apoderaba don Pablo, el de “la boinita sabia”, pero no hubo forma de que el nuevo “Tinín” aprovechara su brillante porvenir.

Niños prodigio se han dado en muchas facetas del arte o el juego, el cine, la música, la pintura o la ciencia. De mis tiempos infantiles recuerdo a Shirley Temple y sus bucles y Mickey Rooney, protagonista de la primera versión del “Sueño de una noche de verano” y primer marido de Ava Gadner, si bien, o mal, el matrimonio no le duró ni un año. Sobre todos Mozart y en España Arturo Pomar, ajedrecista, Pierino Gamba, director de orquesta que se vino a vivir a nuestra tierra, “Joselito”, el pequeño ruiseñor, Pablito Calvo en “Marcelino Pan y Vino”, Marisol o Raphael. Bueno, junto a Mozart me permitirán que coloque a Picasso que, por cierto, en su niñez pintaba escenas de corridas de toros. Pero es que la lista de “niños toreros”, prodigios o no, es larguísima. Hasta un “Bebe Chico”, tío de “Manolete”, chicuelos, chicos, chiquilines, chiquitos, chicorros, chicotes, nenes y multitud de diminutivos en ito, ico o illo. Los “Niños” más grandes, el “Niño de la Palma” y “El Niño de la Capea”. De la Alhambra, del Barrio, Belén, Valencia, Toledo, Triana, Aranjuez, Villalpando, de Chamartín, Embajadores, la Bética, Segovia o Tenerife. De los Ángeles, de Dios, la Brocha, de la Curra, la Estrella, Huerta, Hospicio, la Venta, la Vergüenza, la Virgen, la Macarena o el actual de Santa Rita. De las Coles, de Oro, el Matadero, las Monjas, el Calvario, del Ateneo o del Bar Rosales, de la Taurina o de la Goya. Creo que hasta el de Jerez se llama Rafael de Paula porque su madre era la Paula. ¡Olé por la Paula!

No sigo aunque esté en la tentación de enumerar a los “Chicuelo” y no solo a los de la Alameda de Hércules. Al toro. A Paco Camino, Gonzalo Carvajal lo bautizó como “Niño Sabio” aunque su compadre Diego fue más precoz que él, si bien la palma la tenía en su poder Luis Miguel Dominguín por la alternativa que le concedió en Bogotá el veterano Domingo Ortega, muy lejos el de Borox de la imagen y el símbolo de la ninez. Aquello ocurrió el 23 de noviembre de 1941, pero, al llegar a España, hubo que repetir ceremonia porque por entonces no se consideraban válidos los doctorados otorgados en ciertas plazas. En Nimes, tampoco, y por eso no se tiene el título de matador de toros al aragonés Paco Bernard, que recibió la alternativa en el circo romano nimois en 1945. Años después, en ese mismo lugar, lo hicieron Litri y Camino, con sus progenitores de padrinos, Jesulín de Ubrique, Cristina Sánchez de manos de Curro Romero y “El Juli”. ¿Valen estas alternativas? Pues vale la de Bernard.

En la lista de matadores de toros menores de 18 años, mayoría de edad hoy, hay unos cuantos y buenos diestros: “Joselito”, José Gárate “Limeño”, Vicente Barrera, Marcial, Granero, Manolo y Pepe Bienvenida, Luis Miguel, Diego Puerta, Emilio Muñoz, José Miguel Arroyo “Joselito”, Enrique Ponce, Jairo Miguel y Julián López “El Juli”. La penúltima cuadrilla de niños toreros de la que yo tengo noticia fue la don José Martín Villapecellín, que se hizo con el apoderamiento de tres alumnos de la escuela taurina catalana de Pedrucho de Eibar, sí, sí , de Eibar pero hablaba en catalán, los vistió de corto y tocados con sombrero ancho, los paseó por España y les firmó una novillada de Isaías y Tulio Vázquez para Las Ventas. Todo iba muy bien, pero con los “isaías” o “tulios”, tanto monta, se acabó la historia y cada uno de los chicos de Villapecellín se buscó la vida. Eran Fermín Murillo, José María Clavel y Enrique Molina, los tres charnegos pero recriados en Barcelona.

Advertencia final: Todo lo dicho, salvo error u omisión. Por si acaso.

lunes, 10 de diciembre de 2012

PAPELES VIEJOS, PALABRAS ETERNAS

Tengo muchos papeles, los míos y los heredados. El otro día me encontré con una copia de un contrato que se firmó el primero de agosto de 1916 entre don Manuel Martín Cruz, gerente de la Sociedad de Espectáculos Almerienses, y don Manuel Pineda y Romero, apoderado de José Gómez “Gallito”, para que el famoso diestro actuara los días 5 y 6 de septiembre de ese año en Almería, con toros de Guadalest y Antonio Flores, alternando en ambas con Juan Belmonte, en la primera con “Cochero” y en la otra con “Relampaguito”. La mayor parte del documento está compuesto e impreso en tipografía móvil y se dejan los correspondientes espacios en blanco para reflejar a mano los detalles específicos de cada contrato. Por ejemplo, se dice que la cuadrilla de José estará compuesta por dos o tres picadores, tres banderilleros y un puntillero, que cobrará 6.500 pesetas por festejo, si el matador por enfermedad o lesión en otras plazas no pudiera cumplir este contrato tiene la facultad de mandar su cuadrilla y un espada que le representará en todos sus deberes y derechos (condición que quedará sin efecto caso de que la empresa le abone 1.600 pesetas al propio José, honorarios de su cuadrilla), el diestro y su cuadrilla utilizaran para dirigirse a Almería los trenes ordinarios, si por accidente o cualquier causa de fuerza mayor no pudieran llegar a tiempo, la Empresa tendrá que abonar al espada los gastos ocasionados, lo mismo en caso de suspensión por epidemias, sucesos políticos, incendios o causas de fuerza mayor. Si la tal suspensión fuera por responsabilidades propias de la Empresa, está abonará al torero el total de sus honorarios, si se suspendiera por lluvia o mal tiempo la Empresa tendrá que oír al espada pues no contando con su asentimiento para la suspensión tendrá que abonarle el total de sus honorarios, en caso de aplazamiento se le abonaran los gastos originados. Si la corrida se suspendiera una vez iniciada se le abonaran todos sus honorarios, como sucede en nuestros días. Más obligaciones de la empresa: el piso de plaza, las barreras y burladeros, nadie entre barreras que no tenga una misión, la enfermería tendrá el personal y el material que exigía la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos Toreros por acuerdo del 11 de octubre de 1910. No obstante, el espada José Gómez “Gallito” tiene la facultad de designar los médicos-cirujanos que hayan de estar a su inmediato servicio y al de los individuos de su cuadrilla. Los caballos, tres de primera y dos de comunidad por corrida para cada picador y las puyas serán cortantes y punzantes, afiladas en piedra vuelta y arregladas al escantillón y tope determinados por la R. O. vigente, cuidado en el manejo del ganado, el señor Martín Cruz no podrá ceder o traspasar el negocio, tendrá que abonar las multas que le impusiera la autoridad al matador y miembros de su cuadrilla, impuestos de utilidades y pólizas con arreglo a la Ley del Timbre y 50 pesetas por cada corrida a los miembros de la cuadrilla de “Gallito” como gratificación por gastos de sus útiles de lidia. Curioso.

Sin embargo falta la sorprendente clausula número 14 de este contrato que, a la vez, es como un reglamento muy particular del señor Gómez Ortega. Es esta: “El Sr. Martín Cruz queda obligado a no permitir en los días en que han de celebrarse estas corridas que en la Plaza se introduzca algún aparato para impresionar películas con destino a proyecciones cinematográficas; pero si en contra de lo que aquí se establece resultase que, por distracciones de los empleados de la Empresa o cualquier otra causa, se contraviniese esta obligación, el Sr. Martín Cruz abonará al espada José Gómez “Gallito” la suma de 5 mil pesetas por cada vez que incurra en la falta de lo que aquí queda preceptuado”.

Han pasado casi cien años y parece que fue ayer. ¿Qué hubiera hecho “Joselito” con las televisiones de hoy? Hace unas semanas, un amigo me facilitó en vídeo la película de la faena de Antonio Ordóñez a un toro de Pablo Romero en Madrid. Se me “cayó el alma a los pies”. ¿Qué torero de cualquier tiempo puede resistir el examen frío y permanente de una película o un vídeo? Mucho de lo que significa el toreo es memoria y, sí se analizan los recuerdos con esta minuciosidad, el encanto se diluye como una nube de verano. ¿Comprenden, queridos lectores, a José Tomás?

Y pasamos al otro apartado, el de las palabras eternas. El lenguaje taurino es eterno y definitorio. Don José Ignacio Wert se ha hecho popular por ser el Ministro que quiere dignificar y unificar a los estudiantes de España en lo que llaman asignaturas troncales (del tronco común, España) y que en Cataluña puedan estudiar español en la misma proporción e intensidad que el catalán. Es un derecho de todos los españoles y me extraña muchísimo que un pueblo tan práctico como el catalán se niegue a facilitar el conocimiento de una lengua que hablan más de 500 millones de habitantes del Mundo. Y aquí viene la jauría humana a comerse al señor Wert, apellido no tan español. “Cataluña se enfrenta al ministro Wert”. Y a España y los españoles. Y a los taurinos ni los nombremos. Reacciona el señor Wert y dice con la fuerza de nuestro lenguaje: “Soy como el toro bravo y me crezco al castigo”. Me gusta que los ministros empleen el lenguaje taurino y no se escondan en el burladero. Y como acato los programas que me pone mi señora y dueña en la televisión de cada día, no hace mucho, me enteré de que en “El Secreto de Puente Viejo”, el señorito Olmo ha dejado embarazada a Pía y se refiere a su marido de forma despectiva: “Roque no es más que un tábano que quiere picar a un toro bravo”. En Aragón le quitamos el acento y lo dejamos en tabano, como aquello de que “en tiempo de los apostoles había unos barbaros que se subía a los arboles y se comían a los pajaros”. Menudo pájaro, gurrión de canalera, está hecho el señorito Olmo.

Y hace un par de domingos, Pedro J. Ramírez, en su carta semanal, para describir el fiasco del señor Arturo Mas puso cuatro ejemplos de grandes desengaños, el de Ambrosio y su carabina, el del emperador romano Vitelio, el del senador Bernard T. Casey y el de Joaquín Rodríguez Ortega, más conocido por “Cagancho” y su actuación en Almagro. No me parece justo: una mala tarde la tiene cualquiera y más “Cagancho”, al que un caricaturista de los años 30 del siglo pasado retrató sin dibujar su efigie. Dos ratones en un calabozo: “Las 8 de la tarde y “Cagancho” sin venir”. ¡Cómo sería cuando estaba inspirado que a Corrochano se le ocurrió aquello de “la talla de Montañes”, a la emperatriz Soraya se le humedecieron sus fantásticos ojos una tarde en Madrid y en México lloraron a lágrima viva cuando se cerraron los ojos verdes de aquel gitano escultural! Lo siento, me gustan los toreros gitanos, los Puya, “El Cuco” y los “Gallino”, Gabriel Moreno, Faroles, “Albaicín”, los Ordóñez (lo dice Joaquín, el hijo de la bailaora María: “La sangre gitana es como el agua bendita, a poca que lleves, la que te echan se vuelve toda gitana”), Gálvez, “El Caracol”, “El Coli” que murió en Las Ventas, “Antoñete el Chungo” y el niño de la Paula, de Jérez. Al que recuerdo con especial sentimiento es a Rafael Vega de los Reyes, hermano de Curro Puya, casado con la hija de Pastora y padre y abuelo de todos los Gitanillos que en el mundo han sido. Los Vega, como aquel que se trajo a Zaragoza al niño Camino y le puso los bueyes en el yugo para que tirara p’adelante. Lo demás lo puso el de Camas. Como el otro camero que no era gitano pero que se rompía la camisa a las 4 de la madrugada cuando escuchaba a “Camarón”. Por cierto que, por conducto de Gonzalito, Curro Romero me pidió que le hiciera una entrevista al de la Isla. Fue la primera que se le hizo cuando fue a Madrid a Torres Bermejas.

Prefiero hablar antes de estas cosas que de lo que cuentan los cronistas de hoy de los líos contractuales, de los pliegos de arrendamiento, lecciones prácticas, escuelas taurinas o del número de matadores en activo que había el año pasado: 756. Y me temo que, pese a algunas retiradas, la lista ha aumentado en el 2012. ¿Y la lista de ganaderos? Lo difícil es que unos y otros vivan del toro. Y la fiesta se mueve y vive por lo que crían los unos y los que los torean. Lo demás, músicas celestiales. En 1980 estaba yo en la Plaza de Toros de don Ramón Pignatelli de Zaragoza. Ya no existía la misericordia, luego vino la gestión interesada y, por capricho de un diputado del PSOE, la gestión directa. Creo que de esta etapa todavía no se han aclarado las cuentas. Dicen que el pueblo que no se sabe su historia está condenado a vivirla otra vez. ¡Ojo al parche!- que diría J.J. Padilla.