¿Cree usted,
amigo mío (si no lo fuera no me leería), que la afición a los toros no es
singular? Madrid, con sus más de treinta festejos diarios sin pausas ni
descanso, nos lo demuestra. Setecientos mil asistentes. Dos semanas, las dos
primeras y sin emociones elevadas, apuntalan esa singularidad y llega un día,
el 25 de mayo, y los toros de Alcurrucén nos devuelven la esperanza. Esos toros
y la confirmación de Ginés Marín, un torero nacido en Jerez y recriado en
Extremadura y con el pellizco del duende que es lo que a mí me inspira: Pepe
Luis, Curro, Paula, Morante … Me gustan
también los académicos: Domingo Ortega, Marcial, Armillita, Pepe Bienvenida, Luis
Miguel, Gregorio Sánchez, Enrique Ponce … Los arrojados, la mayoría que
llegaron o son figuras del toreo. Los orfebres del capote: Manolo Escudero,
Mario Cabré, “El Calesero”, “El Boni”, Luis Parra, Alfonso Ordóñez, Fernando
Cepeda, Chaves Flores, “Tito de San Bernardo”, “Bojilla” o Carretero. Los
singulares: Antonio Bienvenida, Pepín Martín Vázquez, Lorenzo Garza, Rafael
Ortega, Julio Aparicio, Manolo Vázquez,
César Girón, Manolo Dos Santos, Bernardó y Mondeño. Y los gitanos: “Cagancho”, los “Gitanillo de Triana”,
Albaicín, “El Caracol”, Juan Gálvez o Curro Díaz. El trío de Puerta, Camino y
El Viti, el murciano Cascales, y los linarenses José Fuentes y Curro Vázquez,
los tres de la cuadra de “El Pipo”. Dice Ventura Vagüés, en su obra “Historia
de los Matadores de Toros”, “que están todos los que son; pero no son todos los
que están”. Se refiere a que cita en esa obra a todos los toreros que tomaron
la alternativa hasta junio de 1973 aunque algunos la recibieran sin
perspectivas reales. Es cierto, ha habido muchos novilleros que tomaron la alternativa
simplemente por la titulación, cómo yo me licencie en la carrera de Derecho y
nunca ejercí la abogacía. Por eso he citado entre los virtuosos del capote a toreros (diestros
y subalternos) que, aunque no llegaron a destacar como matadores de toros o
simplemente se quedaron en novilleros, sí dieron lecciones de toreo con el
capote y se me permitirá que, como última pirueta de mis gustos artísticos,
cite a “Miguelañez”, que encandilaba al público de Las Ventas con su toreo a
una mano. Muchas veces me viene a la memoria el lance “a la cordobesa” que don
Rafael Molina remataba con el capote sobre el hombro saliendo de la suerte. Yo
creo que ahora hay unos cuantos diestros que serían capaces de emular el arte
de “Lagartijo”: Uceda Leal, Miguel Ángel Perera, Julián López “El Juli”,
Manzanares, Talavante, Cayetano Rivera o Roca Rey.
Allá por los
años 50 del siglo pasado, cuando yo empecé a escribir en los periódicos, los
sevillanos me hablaban de un torero, Antonio Gallardo, que era un fenómeno
extraordinario con el capote. En su caso se le tenía que haber permitido no
coger la muleta y rematar la faena con
la capa. Lo de matar ya era una cuestión muy complicada. No es el único caso.
¿Se fijaron ustedes como cogía Curro Romero las orejas que le entregaba el
alguacil de Madrid o Sevilla? Con dos dedos y, en cuanto podía, se las
entregaba a uno de los banderilleros que le acompañaban en la vuelta al rueda.
Antonio Gallardo no llegó a tomar la alternativa y las únicas pruebas de su
maravillosa verónicas, un par de fotografías, las vi en una taberna sevillana.
Estaba en
Madrid, casi en la tercera semana de San Isidro. Pero llegó el tercer jueves
del ciclo y se hizo de día. El pellizco de Ginés Marín despertó a la afición y por la Puerta Grande lo
zarandearon hasta su furgoneta. Una hombrera es el trofeo de los cofrades. Una
reliquia. Luego vino Enrique Ponce con su lección magistral después de superar
en número de toros lidiados y trofeos conseguidos a toda la larga lista de los
que en el Mundo han sido toreros, mostrarse con una frescura y una técnica
insuperables en dos faenas distintas porque distintos fueron sus dos toros y
distintos son todos los toros. Quizá fue más profunda la del cuarto de Garci
Grande porque el toro tenía más complicaciones que el que abrió plaza, pero en
las dos la lección fue brillante y apropiada, factores que el de Chivas ha
prodigado y prodiga en sus más de treinta años de profesional del toreo. Su
dimensión se cuantificara cuando cuelgue en su armario el penúltimo traje de
luces. ¿Qué es eso de que un torero pueda con todos los toros?
Y el quinto
jueves (antes el jueves era día simpático, no había cole por la tarde y salían
de paseo “las chicas de servir”) del pasado mes de mayo, también con toros de
Alcurrucén, el triunfo de un torero que llevaba unas cuantas tardes en Madrid,
que había cortado ocho orejas, pero que no había abierto todavía la Puerta Grande : Juan
del Álamo. A este torero de Salamanca y, por tanto, muy puesto en la técnica
lidiadora, yo lo recuerdo de su época de novillero y creo que una tarde en
Santander. Pero no llegaba a explosionar con luces de todos los colores. Y su
faena al tercero de Alcurrucen fue algo fantástico y la reacción del público
madrileño unánime y perentoria: quería las dos orejas para el salmantino. El
presidente se empecinó en su postura de no sacar el segundo pañuelo y en el
sexto toro, toro con el que había de emplearse Juan a sangre y fuego, en una lidia - lucha y con una eficacia poco
brillante pero emocionante que convenció a los espectadores, que aprovecharon
la ocasión para pedir la oreja negada que necesitaba el torero para franquear
ese portalón que lleva a la gloria. Fue
una victoria del pueblo, democrática, porque, en los toros, los pañuelos son todos
iguales y, en consecuencia, votos con el mismo valor. Juan del Álamo,
estereotipo del torero ideal y clase templada en los campos charros.
No soy un
fervoroso demócrata porque no creo que todos los hombres sean iguales y menos
si se juntan con las mujeres. Y menos cuando nos gobiernan los partidos que
todavía son de derechas e izquierdas, conservadores o liberales, anarquistas o
revolucionarios. Y todavía en menor entidad cuando someten a sus afiliados a la disciplina del
voto. De la dictadura del hombre (en genérico) a la dictadura del partido
(todos). “Otra vez el burro en las coles”.
MEMORIA
Temo que la
noticia de toros salga en la portada de algunos periódicos o en los boletines
informativos de radios y televisiones. Algo irreparable ha sucedido en este nuestro mundo. Ocurrió
hace unos días con la muerte de Iván Fandiño, vasco de nacimiento, apellido
gallego y hecho torero en los campos de La Alcarria , en donde manda mi amigo José Luis
Sedano, que fue a Madrid a vender queso y miel y se hizo novillero. Al cabo de
los años tomó la alternativa en una playa del sur e invitó a sus amigos para
que fueran testigos de su doctorado. Título y vuelta a la alforja. Se han
cantado las virtudes de Fandiño, su lucha por destacar en la lidia de los
toros, sus estocadas a lo Galán, el de Fuengirola nacido en la provincia de
Córdoba…
Y ha muerto
a los noventa años Gregorio Sánchez, toledano de Santa Olalla. Enjuto, fibroso,
acero puro, valor de legionario y voluntad indomable. Se le recuerda por muchas
cosas y sobre todo por esa corrida de Madrid a beneficio de los Auxilios Mutuos
toreros que lidió en solitario, cortó
siete orejas y tardó, con vueltas al ruedo incluidas, cinco cuartos de hora,
setenta y cinco minutos, en liquidar a los seis toros. Yo también lo recuerdo
por una tarde en Zaragoza en la que cogió al caballo de su picador por las
bridas y le obligó a picar otra vez aunque el presidente había cambiado el
tercio. Luego se dejó coger para que don Carmelo no se lo llevara vestido de
torero a la comisaría. ¿Quién manda en el ruedo? Todo un personaje. Don
Gregorio, naturalmente.
MUY PERSONAL
El que me
conozca ya sabe de mi predilección por el lugar de Ejea de los Caballeros,
cabeza de Las Cinco Villas de Aragón. También sabrá de las penurias toreras que
padecemos en nuestra región, el jamón
entre los dos trozos de pan que son Cataluña y Vascongadas, y lo mucho
que ha disminuido la actividad mayor torera aunque se mantengan los llamados
festejos populares que fueron el sostén de la moderna corrida de toros diseñada
a partir del toro bravo ejeano y la afición y el buen gusto goyesco. Corrida de
la coronación de Carlos IV en la plaza Mayor de Madrid con toros de don
Francisco Bentura y Pedro Romero, Joaquín Rodríguez “Costillares” y José
Delgado “Pepe-Hillo”. 1789: Toma de la Bastilla , Revolución Francesa.
En la
provincia de Zaragoza había ferias de entidad en Calatayud y Tarazona y
novilladas en plazas de fábrica o de carros en Sos del Rey Católico, Tauste,
Alagón, Zuera, Ricla, Cariñena, Illueca, Ateca, Ariza, Daroca y alguna más. En
Huesca la actividad fue menor, casi circunscrita la actividad taurina a la capital, a Barbastro y una plaza
portátil en Jaca y en Teruel, quince plazas de toros y la capital presidida por
“el torico”. Aquí, en Aragón, forjaron su futuro Diego Puerta, Paco Camino,
Miguel Márquez, casi nada al aparato, y a Victoriano Valencia, en Sos del Rey
Católico, al dar la vuelta al ruedo le regalaron un lomo de cerdo. Victoriano
recuerda que, a menudo, su madre le preguntaba que cuando volvía a torear en
Sos. Manuel Benítez “El Cordobés” le llamaba a Ejea “el pueblo del cura” porque
en un novillo suyo, 1962, se lanzó al ruedo un espontáneo con sotana. Fue a
partir de 1985 cuando Ejea entró en el
calendario taurino nacional y con dos figuras perennes universales, Enrique
Ponce, pontífice máximo del toreo de a pie, y Pablo Hermoso de Mendoza, que
hizo una exhibición de pantalón corto y de esta plaza pasó a la pantalla de
televisión para demostrar que es el mejor torero de a caballo de todos los
tiempos. Desde 1993 a
2008 fue continua la presencia de Ponce y Hermoso de Mendoza suma su
veintinueve actuación en la
Feria de este año.
El 27 de
agosto, con toros de Antonio Bañuelos harén el paseíllo Alberto Álvarez,
Cayetano, el torero con más solera, sobrino, hermano, hijo, nieto y biznieto de
matadores de toros, y la gran novedad de la temporada, Andrés Roca Rey. El día
29 del mismo mes, toros de los Herederos de Luis Terrón para Pablo Hermoso,
Andy Cartagena y el bilbilitano Mario Pérez Langa. El día 1 de septiembre,
toros de Torrestrella (protagonistas del festejo más premiado de la historia de
la plaza ejeana, 11 orejas y un rabo que se repartieron “El Renco”, “El Juli” y
Jesús Millán el 5 de septiembre de 1998) para los populares y populosos Juan
José Padilla y David Fandila “El Fandi” y el triunfador de la reciente Feria de
San Isidro madrileña, Ginés Marín. Y cinco festejos más con recortadores con
anillas, roscaderos, vaquillas y espectáculos de masas. Eso es lo que necesita
la fiesta: mucha gente en la plaza. Una plaza cómoda y abierta, alegre y bondadosa. Fiestas en Honor de la Virgen de la Oliva , patrona de Ejea de
los Caballeros.
SENTIMENTAL
Siempre que
hablo de Mario Cabré recuerdo a mi padre y la valiosa herencia que me dejó con
la amistad de Mario Cabré. Su sobrino, Mario Gas, gente importante en el teatro
y hombre-orquesta en la sinfonía teatral: lo hace todo. A Mario Gas le han
hecho una entrevista en “EL SEMANAL” y le han preguntado por su madre, hermana
de Cabré y casada con el bajo cantante Manuel Gas, que además interpretó muchas películas, en
especial, policíacas. ¿Cómo era su tío Mario ”el enamorado de Ava Gadner”: “Sí, mi tío era una persona diferente a su
imagen pública. Era muy culto, muy cariñoso, bondadoso y tierno. Cómo torero,
Cossío le dedicó una página entera porque tenía una media verónica que pasó a
la antología de los grandes pases”.
Bueno, la
media verónica no es un pase, es un lance, y lo que marcó a Cabré no fue sólo
la media verónica sino el quite entero que dio nombre a su pasodoble: “Manos
bajas”. Y algunas cosas más, que por eso le motejaban de “polifacético” aunque
tuviera una sola cara para el amor y la
amistad. Un catalán escribiendo poesía en español. Grande, grande …
ESTRAMBOTE
No lo
escribo en verso pero se lo merecía. Hablo del hecho ocurrido en la doliente
Venezuela y el policía o militar Oscar Pérez, que voló en un autogiro y amenazó
a Maduro. Hace muchos años, en los 50 del siglo pasado, cuando hice la mili en
el campamento de “Robledo”, la montaña de “Mujer Muerta” y el llano “Amarillo,
junto a “Villa Bragas” (Sección Femenina) de La Granja , estaba en mi
compañía que mandaba el capitán Poeo, un Garrigues Walker, Joaquín, después
ministro con Adolfo Suarez, nos contaba que iba a comprar un tanque para
hacerle la guerra a Franco. Era una broma. Y lo de Venezuela parece que
también. Lo bueno breve, dos veces bueno. En esta ocasión me he pasado. ¿Me
quedará poco tiempo?