Es un verano
importante para mí. Me quedan muy pocos y hay que aprovecharlos. Por eso he
visto muchas corridas por televisión, una de ellas en Santander de la que me
quedó un recuerdo imborrable. Resulta que Enrique Ponce lleva veintisiete
temporadas seguidas a toda máquina. Algunos se lo dicen como reproche: “es
que torea a todos los toros igual”.
¿Usted sabe lo que afirma? ¡Torear a todos los toros igual cuando todos son
distintos y no se puede poner uno de acuerdo con ellos…! Pero una tarde en
Santander rozó la perfección con un toro de Miranda y Moreno y a los sones de la música
que Morricone le puso a la película de
la Misión. Esa música le dio suntuosidad a la obra del torero que más corridas
a toreado y más toros ha matado en toda la Historia del Toreo (las cifras que
se señalan en la biografía de Pedro
Romero no están homologadas). No pueden estarlo nunca. Las de Ponce sí. Le
ocurrió también a “Lagartijo el Grande”, harto de torear y de competir con “Frascuelo”.
Fue a Madrid a despedirse de su compañero y se la cayó el alma a los pies.
“Tanta lucha para esto”. Quiso despedirse en cinco corridas en solitario y las
cinco acabaron en desastre. En Madrid lo hizo el día del Corpus y los fieles
devotos pasaron la solemne procesión a la mañana para asistir a la corrida por
la tarde. La Fe no hizo el milagro: otro desastre. Muchos años en la palestra y
el pueblo joven pide rabizas nuevas.
La gran
novedad de este año ha sido Andrés Roca Rey. No hubo tarde que no se empleara a
fondo con capote, muleta y espada. Hubo ocasiones en que el espectador
enloquecido no se explicaba cómo había pasado por delante y
por detrás, por arriba, por abajo y por en medio. Toda la retahíla de lances y
muletazos y el contundente remate de la estocada. Muchas cosas a resaltar y una
especial que guardo en mi retina. Una arrucina ligada con un natural. Por arte
de birlibirloque, la muleta en la mano derecha y por la espalda para ejecutar
el muletazo por delante y aparecer el engaño en la mano izquierda como el
prestidigitador te saca la carta que tu has pensado de detrás de tu oreja
derecha. De triunfo en triunfo hasta que llegó la corrida de Málaga y el toro
se tomó la revancha. Nueve corridas perdidas y la reaparición en Palencia. Otra
voltereta estremecedora. Demasiado castigo. Me vino a la memoria el caso de
“Frasquito”, al que parecía que se le había metido en el cuerpo el duende de
“Manolete”. Tres o cuatro cogidas graves difuminaron el milagro y “Frasquito”
se fue a México a trabajar en la casa Domecq. Allí murió. Espero que no sea el caso de Roca Rey y que muy pronto
vuelva a electrizar el ambiente de la temporada taurina española.
Iba a torear
el domingo 28 en la plaza de toros de Ejea de los Caballeros con toros de Orive y Juan José Padilla y
Francisco Rivera “Paquirri” de compañeros. Había expectación en la capital de
Las Cinco Villas de Aragón y Jesús Mena y Julio Fontecha se las prometían muy
felices con el anuncio de autobuses de más de 50 pasajeros que iban a acudir a
Ejea. Se quedaron en microbuses gracias a que la sustitución fuera acertada. En
lugar del peruano, hizo el paseíllo Ginés Marín, matador de reciente
alternativa en Nimes y novillero triunfador en Zaragoza en el Pilar de 2014, torero prometedor y de
exquisitas cualidades. Había sustituido a Roca Rey en Bilbao y estuvo heroico y
solvente. Lo de su triunfo de novillero en Zaragoza quedaba lejos para la
frágil memoria de los aficionados
aragoneses. Mi amigo el cordobés José María Portillo me propone un cartel para
el que yo pongo los toros de Torrestrella de don Alvaro Domecq. ¿Y los toreros?
Juan Mora, Finito y Curro Díaz. ¿La plaza? Por capacidad, Madrid. Por gusto,
Sevilla. Por comodidad, Zaragoza. Por ganas, Barcelona. Por tradición, Ronda,
goyesca. Y televisada para toda España, Francia y la América española, incluidas
Nueva York y Miami.
El caso es
que Ejea de los Caballeros completó su Feria en Honor de la Virgen de la Oliva
con una corrida de rejones encabezada por Pablo Hermoso de Mendoza como cada
año desde que el de Estella se inició en estos menesteres, Andy Cartagena y
Andrés Romero y otra corrida de a pie con una redonda corrida de Los Bayones
que saborearon a su gusto Juan Bautista, Alberto Álvarez y Gonzalo Caballero,
el festejo de menos asistencia. Competencia de recortes con anillas y concurso
de roscaderos completaron el ciclo festivo porque en Aragón no pueden faltar
los aspectos populares y populosos de nuestra fiesta. Su centro, la plaza de
España. Su imagen, el toro de Las Bardenas. Su pintor, Goya. Su profeta,
Martincho. Y ustedes que lo vean. Y yo, Dios mío, un ratico más. Lo dijo Andrés
Segovia cuando ya era nonagenario. Yo todavía soy octogenario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario