viernes, 11 de marzo de 2011
El rapto del toro
Quizá lo más adecuado sería hablar del rapto del torero y el toreo. El rapto de Europa y la leyenda del Minotauro tienen como escenario universal nuestro continente y el Mediterráneo en todas sus orillas, y como particular, la Iberia y sus dos ríos, el Ebro y el Guadalquivir, para perpetuar la especie del toro bravo. Y, en él, la corrida de toros tal como hoy la contemplamos. En Cataluña también y sus antecedentes históricos lo demuestran con testimonios escritos que se conservan en el Archivo de la Corona de Aragón desde 1387. Con esos principios bueno es apuntar que lo aragonés estuvo muchas veces presente en la rica anécdota del toreo catalán desde el primer matador Pedro Aixalá “Peroy”, conductor de diligencias entre Zaragoza y Barcelona, hasta el toro “Comisario” o “Molinero” de Victoriano Ripamilán, de Ejea de los Caballeros, que saltó al tendido el 14 de abril de 1895 y otro de la misma ganadería lidiado por Lagartijo y en cuya faena sonó por primera vez la música. Se construyeron tres plazas de toros en Barcelona, la Barceloneta, Las Arenas y la Monumental y había corridas de toros en Gerona, Tarragona, Lloret de Mar, San Feliú de Guixols, Olot y La Ermita y los “correbous” de numerosos lugares de toda Cataluña. No son necesarios más argumentos. Pero la corrida de toros solo supervivía en la capital. Hace ya muchos años que con la muerte de Pedro Balaña I el Grande, Moya el de Tarragona y Zulueta en la Costa Brava se borraron los carteles de todos los lugares excepto de la capital que heredó Pedro Balañá II el Mediano y que abdicó en Manolo Martín y Antonio Matilla, este apoyado en la estela luminosa de José Tomás, sin darle ninguna oportunidad a Pedro Balaña III el Nonato con la inestimable colaboración de los políticos de su Comunidad que desde 1988 han legislado contra la corrida de toros con la promulgación de la Ley de Protección Animal, prohibición de la entrada a los espectáculos taurinos a los menores de 14 años (2003), declaración de Barcelona como consistorio contrario a la celebración de estos espectáculos (2004), trámite de la abolición de los toros en Cataluña (2009) y el 28 de julio de 2010 con la prohibición definitiva y la gracia (¿?) de prolongar la agonía hasta el 1 de enero de 2012.
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