Le he
encontrado alicientes a esto de darle vueltas al tubo de colores en base a lo
que leo en los periódicos, oigo en las radios, veo en las televisiones o me
aparece en el correo digital. Estamos informados a tope aunque ello nos lleve a
una patológica incomunicación. Y la primera noticia que me mueve a la reflexión
es la concesión de la Medalla de Oro de las Bellas Artes 2014 a Manuel Benítez
“El Cordobés” pocos días después de que recibiera la correspondiente a 2013
Victorino Martín Andrés, lo que muestra que el Gobierno actual toma en
consideración el reconocimiento cultural de la Tauromaquia. Estupendo. Sería
bueno que este mismo Gobierno rebajara la presión fiscal que tiene que soportar
la Fiesta, al menos en la faceta de los festejos populares y las novilladas. Otra cosa es que yo admita que el arte de
Manuel Benítez fuera bello, duda, por otra parte, que también tengo cuando
contemplo los cuadros de Mark Rothko, el grito de Edvard Munch, una arpillera
de Miralles, el tríptico de Francis Bacon, los cometas de Miró o las
instalaciones que algunos consideran como esculturas. Lo de “El Cordobés” era
arte, seducción, magnetismo, populismo, sí, pero ¿belleza? Hace muchos años,
“La Codorniz” otorgaba el premio de “Las
Birrias Artes” y el primero se lo concedieron al edificio de Bellas
Artes de la calle Alcalá, frente a la iglesia de San José de Madrid. Estamos siempre
en la contradicción pese a que tenga que reconocer que en estos momentos priva
el feísmo hasta en los desfiles de
modelos que se prodigan en los informativos televisados, que no sé para
qué sirven porque luego el pueblo llano no usa tales prendas, como a nadie se
le ocurriría vestirse de luces como lo hizo hace poco Mandonna en los premios
Grammy y rodeada de bailarines de cuernos prehistóricos. Agradezco a la famosa
cantante el detalle, lo que confirma la universalidad del toreo y recomiendo a
algunos el velito que desde la menguada montera difuminaba el expresivo rostro
de la reina del pop. ¿O es reina de otra cosa? No estoy puesto en esta materia
musical. En inglés, me quedé en Bing Crosby, Frank Sinatra y, ahora, en Leonard
Cohen. A Victorino le concedieron la Medalla porque sus toros, muchos, son
bellos cárdenos y embisten con mucho arte con el morro por la arena.
Y ya que
estoy con el toro, me acercaré hasta los alrededores de Las Bardenas Reales en
sus estribaciones aragonesas para dar noticia de que en la ganadería de
“Ripamilán” (recuerdo de la última ganadería ejeana como Antonio Briones le
puso el nombre de “Carriquirri” a la suya y Fernando Domecq el de ”Zalduendo” a
lo de Jandilla), se procedió al “ferreo”
de sus reses. En Castilla se dice herradero, pero el término es confuso porque
herrar a un animal es más bien ponerle herraduras, oficio, el de herrador,
ahora muy limitado y no extinguido como el de guarnicionero o carretero porque
todavía hay carreras de caballo y rejoneadores. En latín, “ferro ignique”,
hierro a fuego. Armando Sancho ha rescatado el nombre de una ganadería que fue
la primera que se retrató en un paisaje nevado cuando, a principios del siglo
XX, doña Mercedes Hernandez se la vendió a Manuel Lozano, turolense, y este se
llevó toros y vacas a una finca en Valdelinares, hoy estación de esquí. Las
fotografías se publicaron en “Sol y Sombra”. Nada nuevo sobre la nieve, estas
frías jornadas con los toros burgaleses de Bañuelos como manchas oscuras del
blanco manto en el que viven.
Otra buena
noticia es que entre el 26 y el 28 de este mes de febrero se va a celebrar en
Badajoz el Congreso de Turismo Taurino y que en él se hablara de la promoción
de la fiesta de los toros incluidas las excursiones por las ganaderías de reses
bravas de la zona. La idea no es nueva porque ya hace años que existen “rutas
del toro bravo”, sobre todo una que nacía en Tarifa y terminaba en Jerez de la
Frontera y hacia altos en Algeciras, Los Barrios, Alcalá de los Gazules, Medina
Sidonia, Casas Viejas, San Roque, Jimena de la Frontera, en las fincas de “Los
Derramaderos” (Núñez), “Valcargado”
(Ordóñez), “Los Alburejos” (Álvaro Domecq), Bohórquez en Arcos de la Frontera o
Cuadri en “Comeuñas” en Trigueros (Huelva), otra ruta menos amplia que la
sevillana de los Guardiola , los Urquijo, el conde de la Maza o el marqués de
Ruchena, al que su hijo rejoneador, en la Maestranza, le brindó un par de
banderillas por ser su máximo admirador. “Y el único”, apostilló un espectador
cercano. La guasa trianera.
“ABC”
entregará pronto sus premios taurinos y dicen que presidirá la función el Rey
Felipe VI y me aseguran que vuelve a abrir sus puertas el restaurante “Campo
del Toro” de Zaragoza. Todo ayuda a mantener constante el fuego de la fiesta
española. Vale.
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