LAS CORRIDAS
GOYESCAS
Aunque la
primera corrida goyesca se celebró en Zaragoza a instancias de Ignacio Zuloaga,
buen promotor del culto goyesco, no se puede decir que se hayan prodigado en
esta plaza los festejos de esta índole. Esa primera corrida tuvo lugar el 12 de
mayo de 1927 con especial parafernalia en el desfile previo, con calesas
traídas de Madrid, el alcalde Allué al frente del desfile, tres alguacilillos,
dos caballistas a lo goyesco, Coyne y Torongi, Rafael Gómez Ortega “El Gallo”,
de rojo, Pablo Lalanda, de azul, Nicanor Villalta, de amarillo, y el caballero
portugués Simao da Veiga, a la federica. “El Gallo” no estaba muy conforme con
su vestido, opinaba que hacía un poco el mamarracho, pero entre Zuloaga y el
sastre Uriarte le quitaron los prejuicios y hasta cubrió su calva con una
redecilla. Se supone que la redecilla de los tiempos de Goya era para recoger
las amplias cabelleras. Al día siguiente hubo una novillada con reses de
Graciliano Pérez Tabernero en el mismo escenario y con parecida parafernalia,
pero sin que “Fortuna Chico”, Vicente Barrera y el primer Gitanillo de Tríana,
Francisco Vega de los Reyes, “Curro Puya”, vistieran atuendos goyescos. En
realidad el centenario de la muerte de “don Francisco el de los toros” era al
año siguiente, 1928. Segunda corrida al estilo goyesco el 12 de abril, ocho
toros de Bueno para Marcial Lalanda, Nicanor Villalta, Cayetano Ordóñez y el
mexicano Fermín Espinosa “Armillita”. Y tercera el 22 de abril con paseo en automóvil
del estandarte del Orfeón. Mucho frío y viento molestísimo, “Reinas” de los
barrios de Delicias, El Portillo, Tenerías, San Pablo, Arrabal y La Magdalena,
que, tras la vuelta al ruedo, ocuparon el palco de honor. Manuel Jiménez
“Chicuelo”, Vicente Barrera y Fermín Espinosa “Armillita” lidiaron toros de
Samuel Hermanos y uno de Atanasio Martín. Las únicas ovaciones de la tarde
fueron para el picador “Trueno”, Francisco Zaragoza, de Orihuela, Alicante.
Hubo un “Trueno” en Zaragoza, hijo del “Relámpago” picador y hermano de Manuel
Bravo López, matador de toros, José Antonio, picador también y con más ruido
que luz: “Trueno”.
Hasta 1946
no se dio otro festejo goyesco. Fue, con un poco de retraso, el 20 de mayo,
para recordar el bicentenario del nacimiento de Goya, 30 de marzo. Se lidiaron
ocho toros de Juan Belmonte por parte de Fermín Espinosa “Armillita”, dos
orejas en el quinto toro de su tercera
goyesca, Juan Belmonte Campoy, vuelta y oreja, Alfonso Ramírez “El Calesero”,
un orfebre del toreo con el capote, y Manuel Álvarez “Andaluz”, oreja en el
cuarto. La mejor de las goyescas hasta ese momento. Un aficionado inglés tuvo
el capricho de venir a Zaragoza desde Londres en avión-taxi para asistir a la
corrida.
La siguiente
goyesca, hasta ahora la última, tuvo lugar treinta años después y no por
motivos relacionados con el pintor de Fuendetodos. Fue el 9 de mayo de 1976,
Bimilenario del nacimiento de la ciudad de Zaragoza, la romana Cesar Augusta. Raúl
Aranda y Miguel Peropadre “Cinco Villas” lidiaron se Ramón Sánchez, procedentes de Arranz. De
sobresaliente actuó Pepe Colmenar.
Cinco
corridas goyescas en casi 90 años y un festejo especial en noviembre de 1996,
en el 250 aniversario del nacimiento de Goya, con toda la variedad de
demostraciones populares, recortes, roscaderos, saltos de la garrocha y demás
alardes camperos con la actuación de un grupo “Arte Valenciano” y aficionados
aragoneses con la tutela de Fernando González “Tano”, gran recortador de Ejea
de los Caballeros. Francisco Marcos “Marquitos” y Luis Antonio Gaspar “Paulita”
lidiaron cuatro utreros de “Catalina Angoso Hermanos” y Ricardo Altismasveres
“Ricardo Torres”, dos erales del picador Victoriano García “El Legionario”. La
entrada a la plaza fue por invitación y los novilleros vistieron el habitual
traje de luces. Antes, en 1991, se había entronizado en los escaños de la plaza
de toros la estatua de Francisco Goya Lucientes, obra del escultor Manuel
Arcón. No se sabe por qué razones, don
Francisco fue desterrado al patio cuadrillas para que entre arbustos y
furgonetas, solo vea al arrastre de los toros hacia el desolladero.
CONCURSO DE
GANADERÍAS
La primera
de las corridas de este tipo tuvo lugar el 14 de octubre de 1978. Se lidiaron
toros de Manolo González, Cebada Gago, Bohórquez, Salvador Domecq, José Luis
Marca y Ramón Sánchez. Se premió como más bravo al toro “Bohemio” de este
último ganadero. “Niño de la Capea” obtuvo una oreja y se le consideró como
mejor lidiador pese a que él cortó una oreja y Miguel “Cinco Villas, dos. Julio
Robles se fue de vacío. Cayetano Navarro “Tano” fue considerado como el mejor
subalterno de a pie y Juan Mari García, mejor piquero. El funcionario de la
DPZ, Ramón Blasco, facilitó al Jurado que se instaló en el palco de honor, unas
normas orientativas para llevar a cabo las votaciones. Al año siguiente, 1979,
se cerró la temporada con la segunda corrida-concurso de ganaderías en la que
se lidiaron toros de Alipio Pérez tabernero, Ibarra, Martínez Benavides, Conde
de la Corte, Ramón Sánchez y Marca. Nada. Los encargados de la lidia fueron
Raúl Aranda, José Luis Galloso y Pedro G. Moya “Niño de la Capea”. 1980, esta
corrida se celebró el 18 de octubre con ejemplares de Pablo Romero, Ramón
Sánchez por tercera vez consecutiva, Guardiola Domínguez, Matías Bernardos,
José Ortega y Félix Cameno. Los lidiadores fueron Francisco Rivera “Paquirri”,
Raúl Aranda y José Luis Galloso, que cortó una oreja y fue considerado como el
mejor en la lidia. El toro más bravo resultó ser “Barberito” de Guardiola, el
mejor picador, José Luis Gil “Moreno” y el mejor peón de brega, Curro de la
Riva.
Llegaron los
Lozano a la empresa y programaron la corrida del concurso de ganaderías para el
comienzo de la temporada, el 10 de mayo de 1981. Llovió y se trasladó al 17 del
mismo mes. A Palomo Linares le correspondieron los toros de Juan Pedro Domecq y
Manolo González, al que le cortó una oreja. A José Mari Manzanares I, los de
Herederos de Carlos Núñez y Álvaro Domecq. Y a Emilio Muñoz, uno de Juan Mari
Pérez Tabernero y otro de Baltasar Ibán, que le hirió de pronóstico menos
grave. Se premió a “Ventolero” de Juan Pedro Domecq, a Palomo entre los
matadores, a Salvador Herrero como más destacado varilarguero y a Guillermo
Gutiérrez “El Ecijano”, mejor peón de brega. El día 9 de mayo de 1982 tuvo
lugar la quinta corrida-concurso de ganaderías, ultima hasta años después. Raúl
Aranda, tercera en su cuenta particular, toros de Antonio Ordóñez y Núñez
Guerra; a José Mari Manzanares I, toros de Atanasio Fernández y Cebada Gago, y
a Pepín Jiménez, de Juan Mari Pérez Tabernero y Luis Algarra. El único premio
que se otorgó fue el del picador, a Mariano Martín “Marianín”. Cinco orejas en
cinco corridas y pocas muestras de bravura, estampas cornúpetas vulgares y
tedio generalizado acabaron en la suspensión de este tipo de festejos.
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