Parece que está de actualidad el hablar de las mujeres.
Pienso que siempre lo ha estado desde distintas perspectivas, desde la
Mitología a la Historia, desde la Sociología a la Criminología, la Ciencia o
las Finanzas, el Deporte o el Arte. Siempre hemos sido diferentes y, dentro de
esa indiscutible diferencia, siempre han existido los variados matices. Vamos,
pues, a matizar: la base de mis argumentaciones está en la obra de una mujer y,
además, norteameticana, Muriel Feiner. La base, negro sobre blanco, la ha
puesto ella con sus dos obras sobre “La mujer en el mundo del toro”. Algo se quedó en el
tintero literario con la primera dama que sobre los toros escribió en verso y quién
fue en España la primera crítica de toros, María Pilar Fernández, en mi
querida revista “Fiesta Española”, la
que luchó contra “el sobre” y se equivocó de objetivo porque abrió el mercado a
las transacciones bancarias en los modernos medios de comunicación. Fue don
Francisco, el de Fuendetodos, el que nos dejó noticia de “La Pajuelera”,
picadora de brazo fuerte y vendedora de pajuelas de azufre a la puerta del
mercado, y el gran ilustrador don Gustavo Doré, el que nos dio razón de la Bolsi, que con las almidonadas
enaguas bajo la falda de encaje pocas opciones tenía de arrimarse a los toros.
Tras esos gráficos documentos, apenas tenemos noticia de féminas dedicadas el
épico quehacer de lidiar toros, sí dramas como el del conde de Villamediana con
su quebrada banderola de “Son mis amores reales”, las duquesas de Alba y Osuna
y Pedro Romero y “Costillares”, el pañuelo de Reverte, la Moragas y Alfonso
XIII, “La Reverte”, Soledad Miralles, la esposa de “Carnicerito de Málaga” y suegra
de Rafael de Paula y “el eterno masculino” que fue Luis Miguel, que desmintió
la divulgada anécdota sobre Ava Gadner y que aseguró, como lo hicieron algunos
diestros más, que no se vestiría de luces si en los tendidos no viera rostros
femeninos. En los tendidos y en las gradas puesto que en “aquellos tiempos” las
mujeres no se mezclaban con los hombres y tenían sus localidades en la parte
alta de los cosos. El cuadro de Mariano de Cerezo de la despedida de
“Lagartijo” en Zaragoza bien que atestigua lo que afirmo.
Pero pasaron muchos días, muchos años hasta encontrar a la
primera fémina que tomó la alternativa. Alguna lo podría haber hecho antes,
pero lo de alternar con los matadores de toros no dependía de la voluntad del
aspirante. Eran los ya consagrados los que decidían conceder tal privilegio a
los que, por lo general iban en su cuadrilla como banderilleros y ya habían
probado sus habilidades en algunas cesiones puntuales, sin llegar a consumar
esa alternancia que da lugar al término. Por esta razón Muriel da la lista de
dieciocho matadoras de toros con Juanita
Cruz a la cabeza. 1940, en Fresnillo, México. Tengo especial devoción por
Juanita Cruz porque guardo una crónica
de mi padre, que ya firmaba con el apodo de “Barico”, y que se publicó en “El
Debate” el 16 de julio de 1935. Trataba de su debut en Vista Alegre,
Carabanchel: “Lo que no se consiguió contratando a ases de la torería actual se
logró sin grandes reclamos al solo anuncio de que Juanita Cruz iba a actuar en
una novillada con picadores. Y no sólo no defraudó su labor, antes al
contrario, con capote, muleta y, lo que vale más, con el estoque, consiguió un
éxito difícil de igualar por la señoritas toreras que andan por esos ruedos”.
En aquella ocasión, Juanita Cruz lidió novillos de AP y le acompañaron “Niño de
la Estrella”, turolense que cortó dos orejas y rabo, y Mariano García, de
Borox. Ambos llegaron a tomar la alternativa pero con muy corto recorrido. Lo
de la Cruz tuvo más amplia historia aunque la Guerra del 36 y la post-guerra
hasta el año 75 del siglo pasado no le permitieron actuar en España. Permaneció
algunas temporadas en América y a su regreso a España, su esposo y apoderado,
Rafael García Antón, divulgó ampliamente las virtudes de su señora, las peculiaridades de su falda pantalón bordada
como una taleguilla masculina y su costumbre de hospedarse en el hotel Florida
cuando toreaba en Madrid, un hotel que estaba al final de la calle del Carmen,
frente a lo que luego fue Galerías Preciados, plaza del Callao, hotel en el que
también se hospedaba Pepe Luis Vázquez y su hermano Manolo el día que se
presentó en Las Ventas como novillero y cortó cuatro orejas. Pepe Luis, para
celebrar el gran triunfo de Manolo, pidió media botella de Tío Pepe. “– Señor –
le dijo el camarero – aquí no hay medias botellas”. “ – Pues traiga una entera
y sirva la mitad”. Ahorrador y generoso con los suyos. En cierta ocasión,
cuando lo del “sobre”, uno de los receptores dijo que ese no era su dinero: “ –
Tiene razón, es el mío”. Y se lo guardó en el bolsillo.
Pero estaba con las mujeres que han tomado la alternativa.
Volvamos a esta cuestión. Pasaron casi
treinta años hasta que vino la siguiente
alternativa. 1968 y también en México, en Comalcalco. ¿Protagonista? La
colombiana Bertha Trujillo “Morenita de Quindío”, de Armenia, capital del
departamento de Quindío. Se casó con Mario Gómez “El Colombiano” y este encauzó
los afanes toreros de la valiente esposa que no se dejaba ganar la pelea por
toreros como Jerónimo Pimentel y Mario Carrión y que recibió los trastos de
matar de manos del mexicano Juan Ramón Tirado en presencia de su esposo y con
toros de Presillas en el lugar del estado de Tabasco y el 12 de mayo del citado
año de 1968. Tardó algunos años en venir a España y lo hizo ya en el declive de
sus fuerzas y con la enemiga de algunos de los toreros que le impidieron
debutar y confirmar su alternativa en Las Ventas.
Dos toreras españolas siguen en esta relación y ambas, como
las anteriores, dan el salto en plazas mexicanas. Se trata de Raquel Martínez,
alternativa en Tijuana en 1981, y Maribel Atienzar, en ese mismo año, en
Pachuca. El 12 de agosto de 1974 se publicó en el Boletín Oficial del Estado
Español la Orden del Ministerio de la Gobernación por la que se autorizaba la
actuación de las mujeres a pie en los cosos de España. La lucha tremenda de
Ángela Hernández había dado sus frutos y fueron numerosas las féminas que se
apuntaron en la Agrupación de Matadores, Novilleros y Rejoneadores aunque, al
final, fueron pocas las elegidas. Raquel Martínez, nacida en el mismo lugar
donde tomó la alternativa, Tijuana, tenía ascendencia española y uno de sus
abuelos era natural de Morón de la Frontera y el otro primo de Lorenzo Garza,
casi nadie al aparato. Una de las crónicas de mi padre en “El Debate” fue del
mano a mano entre “El Soldado” y Garza, en agosto de 1934, cuando todavía no se
había inaugurado oficialmente la Monumental de las Ventas del Espíritu Santo.
La propia Raquel fue
testigo en la alternativa de la Atienzar en Pachuca el 28 de noviembre de ese
año de 1981. La albaceteña, en mi opinión, ha sido una de las toreras con más
posibilidades de las que yo he visto en nuestros ruedos. Fue en Zaragoza el 13 de mayo de 1979. Los
novillos, de Barcial, Enrique González “El Bayas”, por delante y el debut con
caballos de Roberto Bermejo. Cortó tres orejas. José Antonio Chopera, el
empresario de Zaragoza, la repitió el día 20 del mismo mes con el propio
Bermejo que había cortado una oreja el día de la apoteosis de la Atienzar y
Rafael de Córdoba. Nada destacable. Sí el enfado de José Antonio porque había
más gente en los tendidos y menos dinero en las taquillas. Se presagiaba la
tormenta empresarial que se iba a desatar al final de aquella temporada. El
caso es que los del “chispeante” le vieron las orejas al lobo aunque tuviera la
figura menuda y graciosa de una joven de Albacete. Se tuvo que marchar a las
Américas. Había triunfado también en Madrid, en Carabanchel y Las Ventas, en
Sevilla, Valencia y Barcelona, tomó esa alternativa en México y, a pesar de que
a su vuelta a España, le apoderó Emilio Mera, el que había sido mozo de espadas
de “Miguelín” y contaba con el apoyo de José Flores, hijo de “Camará”, no le
dieron oportunidades de demostrar su valía. Volvió a Colombia, toreó en casi
todas las plazas de aquel país y regresó a España. En esta ocasión fue José
Luis Martín Berrocal su mentor, toreó en Barcelona, Figueras y San Feliú
gracias al empresario Zulueta y se despidió en esta última plaza el 11 de julio
de 1987. No pudo más. El hipotético enemigo no era el toro.
La lista que facilita Muriel Feiner de las mujeres que han
tomado la alternativa se completa con las siguientes: Lola de España (Lima,
1986), Cristina Sánchez (Nimes, 1996), Mari Paz Vega (Cáceres,1997), Raquel
Sánchez (Toledo, 2005), Marbella Romero (Morelia, México, 2008), Hilda Tenorio
(Monumental de México, 2010 ), Sandra Moscoso (Ubrique, Cadiz,2010), Lupita
López (Monumental de México, 2011), “Milagros del Perú (Moralzarzal, Madrid,
2013), Karla de los Ángeles (Monumental
de México, 2014), Paola San Román (Morelia, México, 2015), Conchi Ríos (Cehegin,
Murcia, 2016), Melina Parra (Guano, Ecuador, 2016) y Rocío Morelli (Duitama,
departamento de Boyaca, Colombia 2017).
De esas dieciocho alternativas, nueve se otorgaron en México,
tres en la Monumental capitalina, cinco en España (Cáceres, Toledo, Ubrique, Moralzarzal y Cehegín, y sendas en Francia
(Nimes), Perú (Lima), Ecuador (Guano) y Colombia (Duitama). A destacar Cristina
Sánchez, a la que le dio los trastos de matar Curro Romero en Nimes, confirmó
en Las Ventas y nunca perdió su feminidad y encanto en lucha tan dramática y
desigual. También Mari Paz Vega, la malagueña que se hizo torera en tierras de
Aragón apoyada por su mentor, Julio Navarro, que le dio aposento y trabajo en
el establecimiento hotelero que regentaba y oportunidades de ejercitarse en su
afán taurino. De familia de toreros, tuvo que marchar a tierras americanas para
mantenerse en activo. No ha logrado confirmar su doctorado en Las Ventas.
Luego hay otras féminas que no alcanzaron la alternativa pero
que sí mostraron sus virtudes en la lida del toro; sobre todas, Conchita
Cintrón, en privado y con el beneplácito de personajes como Juan Belmonte,
Cossío y Antonio Ordóñez y Manolo Vázquez en Jaén, el día que se bajó del
caballo para despedirse de los ruedos españoles. Su padre era portorriqueño de
ascendencia española, su madre norteamericana de origen irlandés y ella nacida
en Chile y criada en Perú. Y torera por la gracia de Díos. En España, le
apoderó Marcial Lalanda, que también apoderó a Pepe Luis. Festival en Las
Ventas con Juan Belmonte, Álvaro Domecq, Duque de Pinohermoso y Juan Pedro
Domecq. A puerta cerrada. De clausura. Quiero recordar también a Amina Assis,
morena como una diosa inca, a Bette Ford y Patricia McCormick, de Texas a la
Monumental de México, a Mari Fortes, torera, empresaria, profesora de la Escuela
Taurina de Málaga y madre del matador de toros Saúl Jiménez Fortes, el torero
que ha superado pruebas de fuego en forma de cornadas espeluznantes. Mi paisana
Carmen Zaldívar, de Gallur, ahora de asesora de la presidencia en el coso de Pignatelli. Y, para el final,
Ángela Hernández, la que consiguió derribar el muro de la incongruencia antes
de las batallas por la igualdad. Fue, ya lo he dicho, el 12 de agosto de 1974,
cuando el Boletín Oficial del Estado publicó una Orden del Ministerio de la
Gobernación por la que se suprimían las limitaciones impuestas a la mujer para
participar en espectáculos taurinos. Ángela, hija de guardia civil y nacida en
Alicante, pasó por la plaza-escuela del padre de los Esplá. Después de
conseguir que las mujeres pudieran pisar los ruedos españoles, su carrera fue
dura y complicada y no alcanzó la cumbre con la que sueñan todos los que se
visten de luces. Citaré como remate a la que fue escultural “vedette” con un
éxito sin par, “La blanca doble”, y un promotor concienzudo, Manuel Lozano,
verso suelto de los Lozano taurinos. Luego vinieron unas cuantas más, pero en
versión cabaretera. Duraron poco.
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