miércoles, 31 de marzo de 2010

A LA ESPERA

He escrito mi primera crónica en este nuevo papel invisible. Es un ensayo y quiero continuar mi relación con los posibles lectores. Una ilusión invernal que se me aparece en esta nueva primavera. Quiero comentaros lo que me pareció el inicio de la temporada por tierras de Levante. Me gustaron algunas cosas, algunos toros, algunos toreros. Unos en función de otros y otros en función de unos. Me gustaron los que siempre me gustan aunque no estén brillantes: José Luis Moreno, Julio Aparicio, Morante de la Puebla, el torero de arte más largo que he conocido, la capacidad de Enrique Ponce frente a toda clase de cornúpetos, su lucha, su superación del desaliento en las más forzadas ocasiones, la serena inmutabilidad de Sebastián Castella, la maestría de Julián López "El Juli", el izquierdismo hasta por la derecha contraria al pitón del toro. A los toros es mejor no llevarles la contraria. Hay que engañarles sin engañar al público. Lo que me extraña es que a los valencianos les guste tanto la forma de banderillear de "El Fandi". En Valencia vieron realizar la suerte a Paco Honrubia, que mejor la ejecutaba cuanto más viejo era. Porque en los toros lo mejor es lo que se hace con sosiego, sin correr En este sentido, para mí el brillante fue Julio Pérez "Vito". Montoliú era bueno pero salía de la reunión hacia atrás y eso propicio su trágica muerte. Como a "Joselito", el más sabio de los sabios que en el mundo habían sido, le cogió el toro de la viuda de Ortega en Talavera porque le perdió la cara y se alejó unos pasos del que era burriciego, el toro que no ve de cerca pero si de lejos.

Bueno, me voy unos días a mi pueblo, Ejea de los Caballeros. A la vuelta seguiré con mis cosas, las que no aguanto dentro de mí y quiero que las sepan mis amigos.

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