miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cataluña sin toros en el ruedo

LA INTOLERANCIA NACIONALISTA CIERRA EL ÚLTIMO BALUARTE

He leído mucho sobre la desaparición de las corridas de toros en Cataluña y casi todos los argumentos se centran en la supuesta estulticia de los políticos nacionalistas en su afán de borrar de su territorio todas las huellas españolistas y, aunque sean los verdugos de la sentencia dictada ya el 6 de abril de 2004 por la que el Ayuntamiento de Barcelona y su Consejo Plenario declaraban que “era contrario a la práctica de las corridas de toros”, lo cierto es que la crisis viene de mucho antes, de cuando desaparecieron personas como don Pedro Balañá, Moya o Zulueta. Don Pedro, que llevó a Barcelona a ser el municipio español que más festejos taurinos celebraba de la Península y todas sus islas, no acertó a transmitir a su hijo Pedrito el secreto de hacer Monumental el coso taurino donde se consagraron Domingo Ortega o, en otra dimensión, Antonio Borrero “Chamaco”. En los 30 años del tercio medio del siglo XX, Barcelona, Las Arenas y la Monumental, era la capital taurina de las Españas. De este y el otro lado del Atlántico, los turistas italianos, los franceses de Nimes y Ceret hasta Pau y Marsella empujados por la afición y la visión comercial de don Pedro. Del jueves para el domingo siguiente: “Chamaco y dos más”. Del domingo para el jueves siguiente: “Chamaco y Bernadó”. Don Pedrito, su hijo, pese a los años, no ha alcanzado la significación taurina de su padre. No le gustaba el juguete y se lo ha prestado a personas más entusiastas como Manolo Martín y, últimamente, al joven Antonio Matilla, que ha aprovechado el tirón de José Tomás para que el canto de cisne del precioso coso enquistado en la Barcelona cosmopolita y multicultural resultara más solemne y dramático envuelto en esa muralla medieval que se cubre de banderas, cascos y armaduras y gritos contra los bárbaros que se refugian en las cuevas rupestres de su libertad de cazadores de bisontes y toros. A Europa la raptó un toro y todo el Mediterráneo cantó las epopeyas de Teseo y sus doncellas bailarinas y saltadoras. ¿Quién puede negar que Cataluña está en la Península Ibérica y en el Mediterráneo?

Pero Barcelona es el último baluarte del taurinismo catalán, al margen de los “correbous” del Delta del Ebro, río, junto al Guadalquivir, taurino por excelencia. Antes cayeron Gerona, Tarragona, Lloret de Mar, San Feliú de Guixols, Olot, La Ermita y otros lugares en los que se celebraban todo tipo de espectáculos taurinos y a los que se asomaban desde el otro lado de los Pirineos los franceses que todavía no habían consolidado su “fiesta a la española”. Ahora los españoles de Cataluña, como los que iban a Bayona para contemplar como Marlon Brando se dejaba embadurnar de mantequilla, tendrán que atravesar las montañas para ver una corrida de toros en Francia presidida por la bandera española, que tiene los mismos colores que la señera y las de Baleares, Valencia y Aragón, su origen. Fui testigo de la lucha de Moya y Zulueta para que el negocio en algunas de las plazas citadas fuera algo rentable. Recuerdo a Moya recorriendo las playas de Cambrils, Salou o La Pineda, en donde colocaba unas taquillas para vender localidades a los veraneantes y a Zulueta que, por conducto de Mario Cabré, me hizo el favor de incluir en un cartel de Lloret al matador de toros malagueño Antonio Medina, que acudió a mí en última instancia porque no conseguía contrato alguno para las plazas de su Costa del Sol. Fue al único torero que recomendé en mi larga vida de periodista. Yo tenía una gran amistad heredada de mi padre con Mario Cabré y él fue mi principal contacto con la fiesta catalana aunque, posteriormente, acudí en algunas ocasiones a ciertos acontecimientos taurinos como, por ejemplo, a la presentación en Barcelona de Dámaso González, cuando en su época de novillero le apoderó Camará. Don José me dijo en aquella ocasión sobre el albaceteño: “Me fijo mucho en la mirada de los toreros y este Dámaso tiene la misma tiste y profunda que Manolete”. Y siempre recuerdo lo que el propio don José Flores, que hablaba muy poco y por eso parecía más sabio, comentó tajante cuando un señor, ante el cambio de un toro titular por el de otra ganadería, afirmó con desparpajo que la del sobrero daba toros muy bravos: “¿Y quién le ha dicho a usted que a los toreros le gustan los toros bravos?” Demoledor. Don José Flores “Camará” fue el primer apoderado auténtico. Algo le ayudó “Manolete”.

Hablaba de Mario Cabré, que en la tertulia de “El Gato Negro” calificaba a mi padre de “el boss”. Era este café la antesala del teatro de La Comedia que regentaba don Tirso Escudero y que estaba en la calle Príncipe. Y sigue estando aunque el café desapareció como casi todos aquellos tertulianos: los Dominguín que vivían en la misma calle, Alfredo Marqueríe, crítico de teatro del ABC, aficionado al circo y comentarista de toros en “El Ruedo”, Redondela, decorador teatral y padre del famoso pintor del mismo nombre de la Escuela de Madrid con Menchu Gal, el canario Guillermo o Martínez Novillo, Joaquín Roa, actor de reparto en las más famosas películas españolas (“Marcelino, pan y vino”, “Bienvenido Mister Marshall” y “Viridiana”) y personalísimo sobre las tablas de los escenarios, Sendín Galiana, autor, y Paco Ugalde, el más original de los caricaturistas españoles, paisano de Raquel Meller, Paco Martínez Soria, y, sin más nombres porque mi memoria ya es tan frágil como mis fuerzas, un variado grupo de apoderados, periodistas, picadores ( “Hiena II”), banderilleros y demás gente de mal vivir. Llegaba Mario desde Barcelona o después de alguna de sus excursiones curiosas y aventureras y se alborotaba la reunión. Recuerdo que también tuvieron tertulia, tras “El Gato Negro”, en “Cancela” y “Marfil” y que, antes que todos ellos, se cobijaron en el “Castilla”, adornadas sus paredes con caricaturas de Sirio y Ugalde y prestigiado el cónclave por Jardiel Pomcela, Serrano Enguita o el poeta maldito Emilio Carrere. Mario Cabré se hospedaba en el hotel Carlos V, entre Preciados y El Carmen y alternaba sus actividades taurinas, teatrales, cinéfilas y poéticas en una permanente expresión de sus virtudes humanas y artísticas. Una tarde de un afable otoño madrileño toreó en Las Ventas del Espíritu Santo, le cortó una oreja a un toro y por la noche, en un teatro de la Gran Vía, interpretó el eterno Don Juan. En los años 50 del pasado siglo, en el balbuceante ejercicio de mis primeras armas periodísticas, le hice una entrevista al gran personaje políglota y polifacético. Era, en mi fuero interno, mi consagración. Mario me regaló una pluma estilográfica que todavía conservo. Años después fui a Barcelona para que Mario me orientara en los entresijos de la noche de las Ramblas y sus alrededores en compañía de sus amigos de la policía y de las salas de fiesta. Desde su doloroso retiro de Benicassim recibí durante muchos años sus publicaciones poéticas con las que felicitaba las Navidades a sus amigos. La dedicatoria la escribía con la mano izquierda puesto que su parte derecha la tenía paralizada por una hemiplejia como consecuencia de su grave enfermedad cardiaca. Su férrea voluntad superó todas las dificultades. Un gran hombre.

La larga lista de matadores catalanes la presenté hace más de un lustro en la Agenda Taurina que dirige Vidal Pérez Herrero. No importa repetirla aunque sea en su versión más escueta. Se inicia con Pedro Aixalá Torner “Peroy”, conductor de diligencias entre Barcelona y Zaragoza, le sigue José Roviros Virgili, personaje curioso y acomodado que, retirado como torero por una lesión en la tibia, se hizo oftalmólogo, continua con Eugenio Ventoldrá y Gil Tovar hasta llegar a nuestro Mario Cabré que nacionalizó su valer torero y tomó la alternativa en Sevilla de manos de Domingo Ortega, consagrado en Barcelona como novillero y doctorado en ese mismo lugar. Luego para Mario Cabré vendría su fama internacional como torero y como artista. También grabó un disco de boleros. No me extraña la proyección de su sobrino y ahijado, Mario Gas, hijo del bajo cantante Manuel Gas, policía en muchas películas e interprete de zarzuelas como “Don Manolito” y “La Tabernera del Puerto”, y de la hermana de Cabré, bailarina.

Después Ramón Arosa “Fuentes” y el torero más largo y de más amplia trayectoria profesional, de Santa Coloma de Gramanet, Joaquín Bernadó. Se completa la lista con Enrique Patón, Luis Barceló, Manuel Amaya, Francisco Javier Batalla, Manolo Martín, Ángel Leira, Miguel Angel, Rubén Marín, Serafín Marín y Alfonso Casado.

También es larga la lista de charnegos o nacidos en Cataluña de padres emigrantes: los Corpas, Roberto Espinosa, Abelardo Vergara, “Finito de Córdoba” (de Sabadell), Manolo Porcel, Marcos Sánchez –Mejías y Paco Aguilar. Caso aparte es Pedro Basauri “Pedrucho de Eibar” que nació en este lugar de Guipúzcoa, pero fue a vivir a Barcelona a los dos años y tiempo después – novillero, matador de toros y director de su escuela taurina barcelonesa - se convirtió en emblemático modelo taurinocatalán. Y no remataré esta relación sin citar a Pepe Chalmeta y José Boixadé “Niño de la Brocha”, novilleros dedicados a la chapa del auto, y Rafael Ataide “Rafaelillo” que, aunque nacido en Vallafanes, Castellón, e hijo de un picador sevillano, se considera catalán. Prometedor novillero y excelente banderillero. Victoriano Valencia, su padre, comisario en Barcelona, Manolo Blázquez, Manuel García “Espartero de Zarsagoza”, Ángel Agudo “El Greco” y Miguel Cárdenas, el colombiano que se hizo famoso por su asedio a la Monumental pidiendo una oportunidad.. Gonzalo Sánchez “Gonzalito”, el mozo de espadas de Curro Romero, algunos años en el puesto de un mercado barcelonés y Raimundo Entrena que quería ser novillero y se hizo sastre de caballeros en la Ciudad Condal.

Para rematar dos nombres de aragoneses que también se ganaron la denominación de catalanes y taurinos, Ventura Bagüés “Don Ventura”, certero y riguroso escritor, y Alcalde Molinero, incansable dibujante del natural que apoyaba las crónicas con sus apuntes fidedignos. Y sería injusto terminar mi sermón de fe taurino-catalana sin citar a Alberto Boadella, paisano de Dalí y universal como el malagueño Picasso. Algo tienen que ver todos los que en aquí figuran con Cataluña y los toros. Amén.



miércoles, 23 de junio de 2010

DE LAS VERÓNICAS Y LAS TELAS

He leído a "Barquerito" en el último número de "Aplausos" y he disfrutado con su comentario completo y, sobre todo, con su canto al lance de la verónica. Y, para más gozo, he contemplado sendas fotos de Manolo Cortés y Fernando Cepeda, los dos de Gines, en el toreo a la verónica. Entonces he vuelto páginas atrás de la revista hasta encontrarme con la maravillosa estampa de la Infanta Elena vestida por don Francisco de Goya, una amplia falda hecha con tela de capote de Antonio Ordóñez, una corta chaquetilla torera bordada en oro, cuello alto y breves hombreras de ganchillo en rojo con colgantes a modo de machos, tocada con una discreta diadema y un moño recogido en una redecilla goyesca. En sus manos, un pequeño bolso en los tonos del vestido y un abanico. Así fue como se presentó la sobrina-biznieta de la Infanta Isabel "La Chata" en la boda real de la heredera del trono de Suecia en Estocolmo. Gran impacto por el significado de tal indumentaria y por la soberana elegancia de Doña Elena. Y a mí se me vino a las mientes el piso que don Antonio, el de Ronda, tenía en la calle de los toros, junto a la Real Maestranza de Sevilla, decorado con cortinas y manteles de las mesas en tela de capote de torear. Grandes capotes de torear, como los que usaba el señor Ordóñez en sus amplios y profundos lances de pie o rodilla en tierra. Nunca olvidaré esa foto de Arjona que el buen escultor que es Pablo Ignacio Lozano hizo en bronce basado en ese magnífico documento gráfico. Da la casualidad que las fotos de Manolo Cortés y Fernando Cepeda son también de Arjona, al que no me dolerían prendas en señalarlo como el mejor de los artistas de la cámara torera. Mejor, mejor, mejor, Pepe Arjona. Le va a la zaga su hijo Agustín, pero la técnica avanza de tal forma que yo no se podrán hacer comparaciones. Siempre, tras esa técnica, estará el sentimiento del que apreta el disparador.

Hablaba de artistas de la verónica y no puedo olvidar a Curro Romero aunque su lance no tenga mucho que ver con el de Ordóñez, con el de Manolo Escudero, Rafael de Paula, Rafael Ortega o Morante de la Puebla. Se quedan en la nebulosa de lo eterno Cagancho, al que yo vi, Curro Puya, al que adivino porque no lo pude ver, su hermano Gitanillo de Tríana, Rafael, Albaicín, también Rafael, más colorista, o el sevillano Antonio Gallardo, que hubiera sido el más grande si se hubieran cumplido los deseos del señor Romero de solo torear con el capote a lo largo de la lidia de un toro. Se han soñado muchos espectáculos ideales y pocos se han llevado a la práctica. Una tarde del de Camas con solo el capote en sus manos y "Camarón" cantando desde el tendido. Antes ya lo hizo Manolo Caracol con Curro en improvisado homenaje.

Pero yo quería hablar de Curro Romero por una circunstancia ajena a él, pero que en algunos medios la han recordado para comparar su actitud en una corrida de Madrid con las espantadas desmesuradas del novillero Cristián Hernández en la plaza de México, repetidas por las telelvisiones españolas casi tantas veces como la cornada de Julio Aparicio en Las Ventas. No es lo mismo, agudos informadores. En aquella ocasión, Curro Romero no se espantó. Más bien estuvo pasivo y gracias a esa pasiva templanza no ensartó en su espada, la que llevaba en su mano derecha al espectador que bajó al ruedo y le pegó tal empujón que lo derribó. ¿Se imaginan ustedes lo que hubiese sucedido si el agredido no hubiera tenido la templanza de Romero?. Años antes, Curro se negó a matar a un toro porque le parecía que estaba toreado. Le apoderaba entonces José Luis Lozano, maestro en lo que ahora se llama marketín taurino. "Curro, no lo mates". A la Dirección General de Seguridad, Puerta del Sol, entrevista de García Candau disfrado de camarero del Bar Correos, libertad a tiempo para torear otra vez en Las Ventas y salida a hombros por la Puerta Grande. No es lo mismo, no es lo mismo, agudos comentaristas. Puede que Curro Romero haya perdido algo de su aureola mística y misteriosa al aparecer tan a menudo como acompañante de la Duquesa de Alba, a la que yo recuerdo cuando abrió plaza en la Monumental madrileña en una corrida de toros y se me caen los palos de la sombrilla en sus apariciones de hoy. Yo no lo consentiría y pediría para la Duquesa un discreto silencio, un reverencial velo de oscuridad viva y respetuosa. Curro no es así. A Curro le empuja alguién. Cómo me acuerdo de la prudencia arcangélica de Pepe Luis.

He descubierto un pintor de Belorrusia, Leonid Afremov, que estudió en la escuela de Mark Chagall de Vitebsk, artista de la espátula y los colores más impactantes que, entre paisajes y floreros, retrata a Armstromg y su trompeta, un saxofonista, caballos en plena carrera, tangos bien bailados y un derechazo a un toro que parece inspirado en el arte de Enrique Ponce. No lograremos que Barcelona no cierre su plaza de toros, única abierta en toda Cataluña, pero es posible que nuestra fiesta sea cada día más universal. Antes los franceses venían a San Sebastián a ver toros; ahora los catalanes tendrá que ir a Nimes a lo mismo. También pueden acudir a Zaragoza o Valencia, pero es posible que les apetezca más cruzar los Pirineos.

Creía que Villa, el futbolista de España Roja y Gualda, había dado un lance después de marcar sus goles a Honduras. El asturiano aclaró que era un gesto hacia uno de sus patrocinadores. No importa. Entre los futbolistas hay buenos aficionados a los toros. Y entre los toreros, aficionados al fútbol. Mano a mano entre Raúl ( el del Real Madrid) y Ponce (20 años en la cumbre).

miércoles, 26 de mayo de 2010

Quisicosas de San Isidro

Puede que llegue a la conclusión de que el acierto ha sido de Enrique Ponce por quedarse fuera de la Feria Más Grande del Mundo, título con la que presentaba yo San Isidro en "El Alcazar" de los años 70 y había que pelear con todos los diarios de Madrid. De la mano de Jesús Rodríguez, de su cámara más bien, salía el carrete de los tres primeros toros que un mozo recibía en la plaza para llevarlo a revelar a todo color y publicar las fotos al día siguiente en la edición vespertina. Ya no hay ediciones vespertinas y las fotografías que se prodigan son las de los "vips" que se concentran en los bares de los pasillos o en el patio de arrastre. Flor en el ojal, corbata de seda, traje de tamburini, puro habano si te dejan los vecinos de localidad y whisky on the rocks o gintonic con mucho ice. Como el hielo están un par de miles de los que llenan los tendidos. No perdonan una. A Manuel Jesús Cid, que venía de pasearse por la Real Maestranza tres tardes y matar seis toros, lo querían poner a trabajar con los buenos toros de Alcurrucén y los del Puerto de San Lorenzo, los núñez y los lisardos, que junto con los de Los Bayones y principalmente los de Cuadri, han defendido hasta ahora el honor ganadero en el ruedo de Las Ventas, el de los vientos, más bien. Abúlico y centrífugo en sus faenas de muleta, resucitaba los gritos de "pico, pico" que me recordaron los días madrileños de José Fuentes, hasta el punto de que el de Linares ("Linares se lo llevó y Linares nos lo devuelve", de El Pipo) se fue a la barrera y le pidió a su mozo de espadas, el ínclito Joaquinillo, gran torero que fue en la cuadrilla de Pepe Luis y se tuvo que agarrar al oficio servidor para supervivir en su vejez, la puntilla para cortarle los vuelos a la muleta. Una vez realizada la operación, volvió al toro y... siguieron los del "pico, pico". Hay tranquillos defensivos que son muy difíciles de superar y "El Cid" parecía abocado al desastre el día que sustituyó a José Mari Manzanares en la corrida de los de Juan Pedro Domecq en Madrid. Llevaba una docena de toros entre Sevilla y Madrid sin apenas responder a alguna beatífica ovación del respetable, no del todo respetable en muchas ocasiones. Los bárbaros habían preparado no sé que tipo de huelga porque no encontraban justificaciones para que el de Salteras ocupera el puesto del alicantino sometido a una delicada intervención quirúrgica. Los fenicios impusieron su fuerza y ahí estuvo El Cid casi después de fallecido. El que estuvo al borde del precipicio fue Julio Aparicio, que venía de triunfar en Nimes. No explico como fue la cogida porque para difundir estas tragedias se las pintan solos los de la Plus y el resto de la televisiones y los directores de los periódicos y revistas. Loor al director de Aplausos que en su portada publico la foto de Morante dandolé un pase por alto a un toro en el circo romano francés. A Manuel Jesús le correspondío lidiar en sexto lugar de la corrida de Madrid el segundo toro del lote del desafortunado y afortunado Aparicio. Un toro excelente y a la decimotercera oportunidad Manuel Jesús Cid encontró su fortuna de este nublado año y la cortó una oreja. Justa y justita. Julio Aparicio padre les pedía a los medios de información que no repitieran más veces las escenas de la impresionante cogida de su hijo.

En contraste, al día siguiente, en Nimes, vino lo de Morante a otro toro de Juan Pedro. El toreo del de La Puebla sentado en una silla y luego por cante grande hasta rematar con la espada. Morante es un artista privilegiado y que, además, se preocupa de estudiar la tauromaquia desde tiempos inmemoriales, antes de nediar el siglo XIX. Su cabellera profusa y brillante, la coleta natural, la pañoleta en lugar del estilizado corbatín, el puro entre barreras es una réplica del retrato de Francisco Montes "Paquiro" envuelto en su recamado capote y con el caliqueño en sus dedos. Y ahora lo de resucitar la memoria de Rafael el Gallo y su silla de anea en el cincuentenario de su muerte. Bella estampa, revolución hacia el pasado, progreso en su sentimiento artístico, estudio de la forma de andarles a los toros de Domingo Ortega, espera constante y ojo avizor a la llegada de la inspiración. Antena 3 tuvo el detalle de enseñarnos en el telediario de Matías Prats, las mejores y mejor puestas corbatas de todas las televisiones, una muestra de lo que Morante había hecho en Nimes. Era como una compensación de la tragedia madrileña. Solo desentonó en aquella explosión de gracia y salero la silla en cuestión. Era de salón, no del hogar de la cocina labradora. Vendrá otro día y, en ese nuevo escenario, tendremos la silla de anea o enea, lo mismo da. El caso es que estemos allí, cuando a Morante se le pose sobre su cabeza la llama artística de Pentecostés. En el tiempo estamos.

lunes, 17 de mayo de 2010

UNO QUE PUEDE SER

Llegar en el mundo de los toros dicen que es un milagro. Por eso afirmar ahora que Antonio Espaliú, de Coria del Río, puede ser se me antoja un atrevimiento que me atrevo a asumir porque el apoderado de este nuevo torero de la provincia sevillana es Miguel Flores, lanzador de Julio Aparicio y Morante de la Puebla. Miguel, torero y poeta, tiene paladar, intuición, buen "bajío", sensibilidad y...misterio. Apostar por un torero de Miguel Flores es mucho menos arriesgado, casi no es milagro si, al final, aciertas. Y pido a Dios, a mi Dios torero, acertar porque tener fe en el arte es supervivir, cosa muy necesaria a la edad que yo tengo. Suelo repetir que el buen aficionado es el que tiene la mente abierta y las caben más toreros en su cabeza. No creo que los buenos aficionados fueran los que no volvieron a los toros tras la muerte de Joselito, la de Manolete o la retirada de Ordóñez. Ni lo son hoy en día los que solo van a los toros cuando torea José Tomás. En estos momentos hay una docena de toreros que me ilusionan: Ponce, El Juli, Morante, Castella, Manzanares, Cayetano, Perera si vuelve por sus fueros, Uceda Leal, Julio Aparicio, Curro Díaz, Ivan Fandiño y, con permiso, Hermoso de Mendoza. Y, desde luego, José Tomás aunque no este de acuerdo con su política elitista. Claro que ha habido toreros de esencias y frascos pequeños y otros que todos los años querían ganar la maratón de la temporada. Claro que hubo matadores que encabezaron las estadísticas como Curro Girón y Espartaco y no fueron superiores en nada al ya citado Antonio Ordóñez o a Curro Romero, pongo por ejemplo de frugalidad estadística. Torear no es actividad stajanovista.

Luego volveré al nuevo torero de Miguel Flores. Antes, con motivo de los 90 años de la muerte de "Joselito" y los 40 de la alternativa de Paco Camino, quiero decir un par de cosas. Hay quienes afirman que la pareja más importante de la Historia de la Tauromaquia fue la formada por Joselito y Belmonte. No estoy de acuerdo. Creo que esta competencia, por culpa de "Bailador" de la Vda. de Ortega y en la plaza de toros de Talavera de la Reina, solo duró siete temporadas frente a la de Lagartijo y Frascuelo que se mantuvo dos décadas y fue fundamental en la evolución del toreo. También he dicho alguna vez que en la tragedia talaverana tuvo la culpa Joselito, al que Corrochano, el predilecto de Andrés Amorós entre la crítica de los toros, calificaba como el más sabio de todos los tiempos: "Yo creía que Joselito era el toreo y lo mató un toro". Un toro burriciego del que se alejó unos pasos para armar la muleta y se lo llevó por delante. Burriciego es el toro que no ve de cerca pero sí en la mayor distancia. Eso es de catón taurino y a José Gómez Ortega, que era rector máximo de la asignatura, se le olvidó en aquel transcendental instante. A Joselito le hacía falta Belmonte y Belmonte se quedó huérfano a la muerte de José. Sus enfrentados partidarios se unieron, olvidaron antiguas rencillas y fundaron la peña de "Los de José y Juan". Ellos y sus panegiristas hicieron más grande una época corta. A la muerte de Frascuelo, don Rafael Molina se fue de Córdoba a Madrid para asistir a su entierro y musitó ante el cadáver de su rival: "No somos nadie, Salvador".

He visto un reportaje en la televisión en recuerdo de los cuarenta años de la alternativa de Paco Camino, el más largo de los toreros. Capote, muleta y espada, mejor por la izquierda que por la derecha. Con la espada, en lo que yo he visto, le ganaba Rafael Ortega porque era más seguro y menos arriesgado. A Camino le hieron en varias ocasiones al entregarse en el volapie, si bien esos graves castigos no le hicieron abdicar de su fama de estoqueador. Un torero completísimo que alternó, sobre todo, con Puerta y El Viti, pero con una lista tan amplia y variada como la de hoy en día. En México, tras Manolete y junto al Niño de la Capea y Enrique Ponce. Y en el ensueño, junto a Cagancho, Gaona, Armillita o Lorenzo Garza. A Zaragoza llegó el jovencísimo Paco y rompió la temporada de novilladas sin caballos. Y en Barcelona y el resto de España. Tengo una foto de Enrique en el patio de cuadrillas de Las Ventas, junto al de Camas, el 4 de junio de 1970. Corrida de Beneficencia. Paco mató siete toros y cortó ocho orejas. En alguna ocasión su paisano Curro le ponía a cavilar: "Déjalo - pensaba para sus adentros -, ya le cogeré mañana". "De Camas a Sevilla hay un camino y con el polvo del camino se está secando el romero". Pero por su tierra el profeta era su paisano. En Madrid, los dos. Recuerdos vivos, gracias a Dios.

Del nuevo torero de Miguel Flores, Antonio Espaliú, dicen que es de Camas. No es cierto, es de Coria del Río, más cerca de Puebla del Río, cuna de José Antonio Morante. Lo que ocurre es que Espaliú, que difícil apellido para ser torero, ha recibido lecciones en la Escuela Taurina de Camas. Y no le busquen parecidos porque el arte no se puede imitar ni aun siendo hermanos los protagonistas: los Bombita, los Gallo, los Bienvenida o los Dominguín. Pepe Bienvenida no recibió ni una sola cornada en su larga carrera y Antonio Bienvenida sufrió muchas y de gravedad y, al final, lo mató una utrera. Pepe murió en la enfermería de la plaza de Lima, pero a causa de un infarto. Enigmas sin descifrar.

Fue el pasado domingo, en la plaza de toros de Zaragoza. Se lidiaban novillos de la ganadería con el poético nombre de "Flor de Jara", antes de "Bucaré", de la división de la de Joaquín Buendía. Puro santacoloma, estampa recortada, poco desarrolladas cabezas, finos de cabos y temperamento fuerte, pelos cárdenos. Fueron más saltillos y mexicanos que santacolomeños. Embistieron con suavidad extrema, excepto el cuarto orto y revolvedor. El quinto derribó en la primera vara y se empleó con bravura y temple. Si el aragonés Miguel Cuartero no hubiera fallado con el descabello puede que hubiera sido premiado con alguna oreja y puede que al novillo se le hubiera dado la vuelta al ruedo. A Cuartero, que ya tenía demostrada su ansia de ser torero después de matar cinco novillos en esta misma plaza a final de la pasada temporada y por cogida de sus compañeros, se le nota mucho su paso por la Fundación El Juli. En Aragón, para ser torero hay que emigrar. Le cortó una oreja al segundo de la tarde y dió la vuelta al ruedo en el quinto. Esaú Fernández, sevillano, tiene buena técnica pero es demasiado alto. Se le ven más los defectos y se acentúa su sosería. Mal con la espada, escuchó dos avisos en el primero de la tarde. Antonio Espaliú fue ovacionado en el tercero y dio la vuelta al ruedo en el sexto. No se parece ni a Camino ni a Morante y puede ser una amalgama de ambos estilos. Torea con una suavidad y un temple que parecen mimo. Mimar a un toro es cosa difícil y mimarlo con arte ya es casi el milagro del que hablaba al principio. Un novillero que viene a Zaragoza amparado por Miguel Flores y ayudado en la lidia por Vicente Yesteras y Domingo Siro ya se puede asegurar que viene para algo importante. Los milagros solo se confirman al cabo del tiempo. Pero a mí me dio la sensación de que Miguel Flores se tocaba a sí mismo las palmas y se arrancaba por poemas de cante hondo.

viernes, 14 de mayo de 2010

ALREDEDORES DE LAS VENTAS

En la fachada pone 1929 y hubo una corrida de inauguración en 1931 con la bandera republicana en su mastil. Pero hasta 1934 no funcionó como tal plaza de toros. Se había construído un precioso coso sin accesos adecuados y había que esperar a que el urbanismo municipal los hiciera. Luego, la guerra del 36 al 39 y la confirmación de la alternativa de Manolete en octubre del llamado Año de la Victoria, el trompetazo triunfal de la era del mortal-inmortal cordobés. Hasta el Linares del año 1947. Antes, en 1944, don Livinio se inventó la Feria de San Isidro que empezó con cuatro festejo. Quién te ha visto y quién te ve: hoy más de treinta corridas seguidas con entusiasmo y deleite por los privilegiados espectadores, los de la cobarta de seda, la azulina en el hojal (un recuerdo a la florista María Luisa), el puro habano, el encuentro en el patio del desolladero y las tapas, el vino y la charla que te dan, intercambias o que das a la salida de cada festejo. La más grande feria del mundo. Por eso hoy, tras el primer cuarto de feria, hablo de temas alrededor de San Isidro.

El primero puede ser alrededor de la Venta del Batán de la Casa de Campo. Lo recuerdo como una excursión de lo más grata y con un hecho singular. Una mañana estaba yo por aquellos andurriales acompañado por el gran fotógrafo Jesús Rodríguez y nos encontramos con varios matadores que se reunieron en el local hostelero que regentaba el dueño del café "Riesgo" de la esquina de la calle Peligros con Alcalá, en el que yo conocí al matador de toros Victoriano de la Serna, el suegro de Vicente Zabala. En el Batán apareció el principe Juan Carlos y luego su esposa Sofía que le riño levemente: "Juanito, no me has esperado". A Jesús y a mí nos permitieron hacer el reportaje con leves advertencias y con participación en el banquete que siguió a la visitsa de los diferentes cercados en los que estaban los toros. Entre los matadores de toros que allí se encontraban recuerdo a Palomo Linares y Julio Robles y que en el periódico en el que yo trabajaba no le dieron demasiado relieve al acontecimiento porque no eran muy partidarios del príncipe Borbón. Ayer me lleve una gran alegría al conocer que hay gestiones entre las autoridades y los gestores taurinos para abrir de nuevo el gran escaparate de la bravura aunque esté de lo más deteriorados por su abandono y por el insufrible vandolismo. La primera venta de exposición de ganado a lidiar en Madrid, entonces en la plaza de la Puerta de Alcalá, estuvo a orillas del Jarama y la pintó Francisco Goya. Buen cronista.

De entre las ocho corridas que se llevan lidiadas quiero recordar a dos toreros por su sensibilidad artística, a Curro Díaz e Ivan Fandiño, a Rafaelillo por su valor y técnica con los hermosos ejemplares de Dolores Aguirre, que les ha puesto sangre indómita a los atanasios, y al mexicano Arturo Macías que, al margen de la moda tomista, tiene a quien imitar en lo que a arrojo se refiere. Hablo de su paisano Luis Freg, a quién se le puso el sobrenombre de "Rey del Valor" y del que se dudó en otro sentido a pesar de sus continuas visitas a las enfermerías de las distintas plazas en las que actuaba. Arturo Macías ha hecho el paseíllo en tres plazas españolas hasta el momento: Valencia y Sevilla, en las que resultó herido, y Madrid, en la que certificaron su extraordinario arrojo y en la que sufrió dos volteretas de escalofrío. Leonardo Hernández hijo que se ha convertido en el tercer caballero tras Hermoso de Mendoza y Diego Ventura, con uve, con b es mi nieto, y el nuevo matador de toros, José Manuel Mas, que se despidió de novillero en Zaragoza el domingo anterior sin apenas relieve y que se difuminó en Las Ventas con los de Parladé. Diego Urdiales y Matías Tejela no estuvieron a la altura de su bien aprendido oficio de lidiadores.

Aprovecho la ocasión para manifestar mi contento por la indiferencia con la que se ha recibido en los medios de información las insinuaciones de pederastia y golfería del mundo de los toros. Es absurdo que en una pantalla de televisión se le dé sitio y dinero a un señor por denunciar que él no llegó a figura porque su apoderado le sometió a tocamientos y otros abusos homosexuales. Y luego nos quejamos de los antituarinos. Y la defensa contra estos dislates no está en afirmar que el mundo de los toros es de machos. Es de personas normales que tienen el privilegio de tener la voluntad de ponerse delante de un toro sin obnibularse mentalmente. El valiente es el que conoce el miedo, lo tiene y lo supera. Primero hay que tener miedo para ser valiento. Lo otro es inconsciencia.

Otra sorpresa para mí ha sido el obituario que, el pasado 9 de mayo, El Mundo le dedicó a Salvador Valverde, fundador de la Asociación del Toro de Madrid y calificado como "la voz del Tendido 7". En esa necrológica ensalzatoria de Juan Luis Galiano se cita a otra "leyenda" del tendido 7, a "El Lupas". Quisiera equivocarme, pero me parece que el final de este hombre no fue de lo mas edificante. Y recuerdo una ocasión en la que estaba toreando Curro Vázquez y el llamado "El Lupas" por los gordos cristales de sus gafas no por que "debía de ver todo", se metía con el toro y el torero al tiempo que aquel le pegaba una grave cornada al diestro y de su pierna salió la sangre como de un surtidor. Vuelvo a ver al gran Bojilla, que por entonces era el apoderado de Curro Vazquez, tratando de subir al tendido desde el callejón para ajustarle las cuentas al vocero mientras que al toreros se lo llevaban a la enfermería con toda urgencia. Hubo en otros tiempos, en los años 40 y 50 del siglo pasado, el auténtico y popular pregonero de ese 7 de Tomás Martín "Thomas", el llamado "Ronquillo", aragonés y taxista en Madrid, que con su característico timbre de voz le hacía preguntas a don Livinio, felicitaba a doña Carmen el 16 de julio, la conocida por "la collares", les llamaba ganaduros a los ganaderos o, ante un éxito de Antonio Bienvenida, invitaba a los aficionados a escuchar por la noche e "Curro Meloja" en Radio Madrid. Yo es que no puedo vivir si no me doy una vuelta por los alrededores de Las Ventas del Espíritu Santo. Aunque sea de memoria.

lunes, 3 de mayo de 2010

COSAS VEREDES

Primera novillada de 2010 en el coso de Pignatelli. La misericordia ya no existe y, por tradición, hay otras plazas que así se llaman. Las de Pamplona y Bilbao, por ejemplo. Pignatelli fue el que en el siglo XVIII construyó la de Zaragoza junto al Hospicio, en donde el famoso sacerdote montó una fábrica de lonas para hacer trabajar a los acogidos y no darles el pez sino enseñarles a pescarlo. Pignatelli, no muy buen clérigo, sí fue un hombre providencial para Zaragoza. También hizo posible que se inaugurara el canal Imperial y saliera agua por los caños de la Fuente de los Incrédulos. En el parque de su nombre, allá por la subida de Cuellar hacia Torrero, está su estatua. En la plaza, en el patio de cuadrillas, hay un mosaico en su recuerdo. Y el Hospicio es hoy la DGA después de una obra de mas de 4 mil millones de pesetas. La plaza, embellecida desde 1979, sigue ahí de milagro. Hubo algún técnico que quiso derribarla y hacer una gran avenida hasta el río. Lo quieren cambiar todo. Lo que no cambia es el comportamiento de los aficionados. Se van muriendo los viejos y llegan nuevos que se comportan como los antiguos. No se entusiasman con las novilladas y menos si no hay posibilidad de que los chavales que triunfen repitan actuaciones. Los casos de Chamaco o Camino y hasta Pedrito de Portugal no se pueden dar ahora porque ya estan confeccionados todos los carteles, aunque sea cierto que en la primera novillada celebrada este 2 de mayo no hubo ningún novillero digno de repetición.

Los novillos eran de Prieto de la Cal y varios de ellos no podían negarlo por sus pintas jaboneras, en la línea de su aristocrática procedencia del Duque de Veragua, antes de Fernando VII, luego del abuelo de los Lozano, toreros, empresarios, apoderados y ganaderos, al final de Juan Pedro Domecq aunque solo el hierro y no la procedencia. Bien hechos, armónicos en sus hechuras, rematados, con buen son para los caballos y repetidas embestidas no encauzadas por sus toreadores. Picaron bien los dos aragoneses que iban en la cuadrilla de Alejandro Lalana, Diego Ochoa y Rafael Saúco, aunque este tuviera que rectificar en el segundo puyazo, y el de la cuadrilla de Javier Herrero, Israel de Pedro, en el cuarto. El tercio de varas de ese cuarto novillo fue espectacular y el brindis al ganadero, que estaba en el tendido 4 junto a su madre y a un hijo de Pepe Luis (Vázquez, se entiende), auguraba una faena brillante y triunfal. No fue así y los seis novillos fueron arrastrados sin que sus matadores supieran solucionar los lógicos problemas de la casta. Hubo un novillo negro, el primero, uno castaño claro, el segundo, uno que se decía melocotón y que a mí me parecio albahío, el quinto, y un sexto, el más guapo de los seis qure fue devuelto a los corrales por su flojera. Le sustituyó un castaño muy oscuro en la línea del primero, con menos presencia que los anteriores. Una lástima que semejantes novillos se encontraran con la inexperiencia de Javier Herrero, segoviano, Alejandro Lalana, el de Zaragoza, y el madrilleño Antonio Rosales, el más joven y puede con más posibilidades de progresar. Tiene una armónica figura y si mejora su técnica puede que evolucione en positivo. Lalana insistió por la mano izquierda en el quinto, pero la faltó enjundia y acoplamiento al buen son del de Prieto de la Cal. Poco más que decir de una novillada monótona hasta en los palos de las banderillas: todas con los colores de la bandera de España y Aragón. ¡Qué aburrimiento! Fuera reglamentos.

Un tema sórdido ha ocupado la pantalla de Antena 3 durante mas de ocho horas la semana pasada. Un señor dice que no pudo llegar a figura del toreo porque su apoderado quería abusar de él. Un matador de toros de Salamanca apareció otro día y aseguro que ese apoderado era un abusador de menores. Un señor a lo largo de los últimos cincuenta años y sin que nadie haya ido al juzgado a denunciarle. Y todo ese argumento sirve para mantener a la audiencia durante horas y horas para oscurecer más el buen nombre y la buena fama de la fiesta española. De dentro vendrá al verdadero enemigo. Dos toreros se prestan a este papel a cambio de unos dineros. En el toreo ha habido casos de homosexuales y, a veces, sorprendentes, pero los hay en el fútbol, los actores, los cantantes, los presentadores de televisión, las presentadoras, locutoras, actrices, políticos, políticas escritores, periodistas, abogados... Siglos y siglos con la misma historia. Aquí no cabe afirmar que "cada uno será lo que quiera". Muchos lo serán de nacimiento. Pero lo que no se puede admitir es la pederastia, el paidófilo. Lo dice el Evangelio eso de la piedra al cuello y hundirse en la mar. Conocí a un torero con esa inclinación y era una persona maravillosa, una gran persona. No condeno la homosxualidad. Recuerdo un chascarrillo que le achacaban a un autor teatral: "Oiga, ¿usted como se hizo maricón? Como usted:preguntando".

martes, 27 de abril de 2010

UNA PRIMAVERA SIN VIENTO

Es raro que en Zaragoza y en primavera no sople el viento. En ese sentido, este año ha sido especial. La cosa no apuntaba al buen tiempo, pero, en realidad, se ha consolidado una Primavera sin armonía vivaldiana, es cierto, pero con bondades climatológicas. Algo es algo. En el otro sentido, en el taurino, continuamos con el maleficio, diganóstico que se repite desde mediados los años sesenta del siglo pasado, cuando Diodoro Canorea se sacó de la manga la feria primaveral que, aunque se adornaba con los nombres del famoso trío Puerta-Camino-El Viti, no tenía resultados positivos desde el punto de vista empresarial. Y San Jorge no hace milagros ni con una concentración caballar, más de treinta equinos repeinados y relucientes, con la geometría pintada en el ruedo para encorsetar la lidia de los toros concursantes o con el reclamo de las antiguas glorias de don Victorino. La plaza del señor Pignatelli no llegó ninguna de las tardes a los tres mil asistentes. Un tiempo tan primaveral que invitaba más a la excursión hasta La Cruz de Becquer frente al Monasterio de Veruela que a los escaños del templo que debería presidir don Francisco Goya, condenado al ostracismo entre una maraña de arbustos y la muralla de las furgonetas comerciales o toreras. Goya es el Rey de nuestra tauromaquia y merece el trono que tenía en su regreso a nuestra plaza y del que se le apartó por motivos incomprensibles. ¿Por qué ocupaba cuatro localidades del tendido alto de sol? Cuatro localidades entre diez mil que, si acaso, se cubren una vez al año.

El día de San Jorge, patrono de Aragón y mil lugares más del mundo, hubo corrida de seis rejoneadores para seis toros de Antonio San Román, procedencia Torrestrella. De los jóvenes caballeros el que más me gustó fue el ríojano Sergio Domínguez porque fue el que clavó con más verdad, eficacia y sencillez. Pero falló con el rejón de muerte. Es suerte que hay que ejecutar dominando mucho al caballo, dejando llegar al toro hasta el estribo, deteniendo tiempo y espacio en el momento de clavar y dominando el largo palo donde va la espada. Es menos arriesgado que a pie, pero también más impreciso. Sergio Galán y Leonardo Hernández obtuvieron sendas orejas para amenizar la larga y lúgubre tarde. En la lidia del segundo toro, Álvaro Montes se equivocó de terrenos y velocidad de galope y el llamado "Masajista" derribó a caballo y caballero y metió su pitón directamente al corazón del tordo "Chorungo", que murió a los pocos segundos. Un camión con grúa incorporada se llevó al bello animal y nos evitó el desagradable espectáculo de su arrastre por el ruedo.

La noticia de la muerte del caballo no tuvo excesiva transcendencia porque al día siguiente, en la corrida-concurso, el toro "Saltillo" de Palha, en la línea de los de Baltasar Ibán, se llevó por delante al intentar entrar en el burladero al banderillero Francisco Javier Rodríguez y le produjo una grave cornada con profusa hemorragía. Pero lo que iba a eclipsar toda noticia taurina fue la noticia que yo conocí a las 5 de la madrugada de la gravísima cogida que había sufrido en Aguascalientes, México, José Tomás. Páginas, portadas, telediarios, programas del corazón, conexiones radiofónicas, espacios impensables, repeticiones morbosas, recuerdos a "Paquirri" y atención que no se le dedica a una fiesta cuando su produce la alegría de un triunfo, de una salida por la Puerta del Príncipe como la de "El Juli" en su actuación sevillana. Y aprovecho para pedirle a Julián López en su plena madurez artística y técnica que no se incline tanto en los cites de los muletazos iniciales de cada serie y que ejecute la contundente estocada a que nos tiene acostumbrados con más temple, con menos velocidad y violencia. En su duodécima temporada más una tiene más que demostrada su capacidad y su dedicación. Limar estos pequeños defectos no debe ser tarea complicada. Lo complicado es cumplir con las normas geométricas del concurso de toros de Zaragoza. Al final no se premió al toro más bravo sino al más noble y pastueño, al que no le pusieron de largo para acudir al caballo. Pero fue muy bien a la muleta y "Serranito" no tuvo más remedio que cortarle una oreja. A mi me gustaron el de Pablo Romero y hasta el de Adolfo Martín, el paseo de Juan José Padilla y la vibración de "Rafaelillo", mal, muy mal, con los estoques. Y lo peor de la corrida de don Victorino, desde luego, la falta de casta de algunos de sus ejemplares. El de Galapagar, después de Sevilla y Zaragoza, debe de frotarse las manos por haber decidido no acudir a Madrid. Ya lo hizo hace años, cuando riñó con el veterinario de Las Ventas y se fue al exilio voluntario. Antonio Ferrera, chillón y populachero, Diego Urdiales, arropado por sus paisanos riojanos y Luis Antonio Gaspar "Paulita", en una guerra que no es la suya. Fin de fiesta sin café,copa y puro habano y sin música de baile o desfile. Y telarañas en las taquillas. ¿Es Zaragoza plaza de temporada? Corrida de Pascua, novilladas veraniegas y Feria del Pilar. Tiempos de crisis.

domingo, 11 de abril de 2010

LOS TOROS DE PEREDA

La primera corrida de Sevilla me ha parecido una buena corrida, con dos toros con temperamento, cuajo y buena estampa, los dos últimos, otro en este buen son, el tercero, y los otros tres en manso, pero toreables. Pienso que los diestros no estuvieron acertados. El más destacado, Miguel Tendero, repitió una docena de veces su defecto de echarle la muleta a los ojos a sus toros en otras tantas entradas a matar. Eso quiere decir que el mal es endémico, de no fácil arreglo. Una y otra vez los toros le echaron la cara arriba y no le dejaron pasar para hacer la cruz y consumar la estocada. El defecto no era de sus toros, el defecto era del matador. La muleta hay que lanzarla lo más abajo posible para que el toro, en el momento del encuentro se descubra al meter el hocico entre sus manos. No es una norma general porque en el toreo no se pueden predicar verdades excluyentes. Oigo muchas veces que a los toros hay que bajarles la mano. No siempre. Hay toros que no humillan y que, si les obligas a bajar la cabeza, derrotan sin misericordia. El otro día comentaba lo que Pepe Luis decía del mayor don de Antonio Bienvenida: la naturalidad. No pongo a don Antonio como ejemplo de estoqueador o banderillero. Si me emociono cuando recuerdo su toreo con el capote y con la muleta, su andar por el ruedo, su colocación y su torería, su naturalidad. Un día, en San Sebastián de los Reyes estuvo perfecto y su padre, el Papa Negro comentó: "Ya me puedo morir tranquilo; ya he visto torear". Y se murió. Su pase cambiado a muleta plegada o su abaniqueo cogiendo la muleta por el pincho del estaquillador. Bueno, a lo que vamos, a los toros no se les puede llevar la contraria. El mismo Tendero cuando les hizo bien las cosas a los de Pereda, los toros embistieron con largura y temperamento. En la buena línea de los núñez o los torrestrellas. Miguel Tendero, que creo que es de Albacete, en otros tiempos vivero de figuras del toreo (Montero, Pedrés, Chicuelo II, Dámaso González, Manolo Caballero y los gitanos parientes del rejoneador, los Cortés), tiene que esmerarse en superar ese defecto de quererle tapar los ojos al toro con la muleta. No hay que taparle los ojos ni mirarle a los pitones. Tienes que nublarte la vista en algunos segundos, cosa que horrorizaba a Curro Romero, que, con habilidad y poca ortodoxia, se aseguraba los triunfos en las tardes de gloria. Pepe Luis, que tampoco manejaba la tizona a lo Cid Campeador, asimiló las enseñanzas de Marcial Lalanda y remató muchas faenas gloriosas con la media que en los viejos tiempos se atribuía a Lagartijo, el Califa coronado por don Mariano de Cavía, para mí, el mejor literato taurino. Es un poco de chauvinismo porque "Sobaquillo" era aragonés, como Goya, el mejor cronista de la fiesta española. A su memoria.

miércoles, 7 de abril de 2010

PEPE LUIS VAZQUEZ

Me ha sorprendido gratamente Andrés Amorós con su entrevista a Pepe Luis Vázquez en su casa sevillana. Mi torero desde mis primeros pasos por los tendidos de la plazas de España siempre fue Pepe Luis hasta llegar a cumplir el sueño, ya en los 50 del siglo pasado, de firmar en El Ruedo la crónica de la corrida celebrada en El Escorial, una de las últimas antes de que Pepe Luis retirara definitivamente tras la cogida de su hermano Antonio en Valencia. Aquel día, Pepe Luis toreó al natural con el pincho del estaquillador hacia adentro, sin los vuelos de la muleta. Yo creo que el de San Bernardo, entre otras muchas cosas, ha sido el torero que mejor ha cogido la muleta con la mano izquierda, con el dedo gordo sobre el palillo y los otros cuatro restantes extendidos como nervaduras de una hoja de franela. Toda la savia del sabio artista a lo largo y ancho del primoroso engaño. Hace Pepe Luis un juicio sobre varios toreros y dice de Antonio Bienvenida que fue la quintaesencia de la naturalidad. De Paco Camino que le decía a su hijo cuando empezaba a ser torero que se fijara en el de Camas, en su colocación, en las distancias, en el sabio concepto del arte de lidiar a un toro. Camino ha dicho muchas cosas buenas en una publicación reciente y también ha enjuiciado a diversos toreros. A Antonio Ordóñez, por ejemplo. Pepe Luis y Camino han sido toreros y aficionados, de los que yo llamo buenos aficionados, no seguidores acérrimos de un solo torero.

Andrés Amorós acierta en el análisis y estudio del toreo, pero no creo que esté preparado para la lucha cruenta de la crónica de cada día. En ese sentido, me parece que ha acertado "El Mundo" y se ha equivocado "ABC". Y eso que en Vocento está el mejor crítico taurino - toro y torero - de la actualidad.

miércoles, 31 de marzo de 2010

A LA ESPERA

He escrito mi primera crónica en este nuevo papel invisible. Es un ensayo y quiero continuar mi relación con los posibles lectores. Una ilusión invernal que se me aparece en esta nueva primavera. Quiero comentaros lo que me pareció el inicio de la temporada por tierras de Levante. Me gustaron algunas cosas, algunos toros, algunos toreros. Unos en función de otros y otros en función de unos. Me gustaron los que siempre me gustan aunque no estén brillantes: José Luis Moreno, Julio Aparicio, Morante de la Puebla, el torero de arte más largo que he conocido, la capacidad de Enrique Ponce frente a toda clase de cornúpetos, su lucha, su superación del desaliento en las más forzadas ocasiones, la serena inmutabilidad de Sebastián Castella, la maestría de Julián López "El Juli", el izquierdismo hasta por la derecha contraria al pitón del toro. A los toros es mejor no llevarles la contraria. Hay que engañarles sin engañar al público. Lo que me extraña es que a los valencianos les guste tanto la forma de banderillear de "El Fandi". En Valencia vieron realizar la suerte a Paco Honrubia, que mejor la ejecutaba cuanto más viejo era. Porque en los toros lo mejor es lo que se hace con sosiego, sin correr En este sentido, para mí el brillante fue Julio Pérez "Vito". Montoliú era bueno pero salía de la reunión hacia atrás y eso propicio su trágica muerte. Como a "Joselito", el más sabio de los sabios que en el mundo habían sido, le cogió el toro de la viuda de Ortega en Talavera porque le perdió la cara y se alejó unos pasos del que era burriciego, el toro que no ve de cerca pero si de lejos.

Bueno, me voy unos días a mi pueblo, Ejea de los Caballeros. A la vuelta seguiré con mis cosas, las que no aguanto dentro de mí y quiero que las sepan mis amigos.

miércoles, 24 de marzo de 2010

PARA EMPEZAR

Gracias, hijos. Veo que os habeis dado cuenta de que un periodista jubilado es como un gorrión de aquellos que dormitaban en los árboles del viejo Paseo de la Independencia zaragozano. Les quitaron los árboles y buscaban desesperados el lugar donde pasar la noche. A los periodistas, si nos quitan el medio para expresar nuestros pensamientos, se nos cortan las alas, se nos despluma el cuerpo y no hacemos nada más que píar acurrucados en un rincón. Me habeis puesto el árbol y el nido y aquí me teneis ilusionado y temoroso, con las ganas de volver a cantar.

Y lo primero que se me ocurre, por aquello de que el periodismo es inmediatez, actualidad, es comentar lo que leí ayer y hoy en el Heraldo: "Comienzan los entrenos". Esto en titular y referente a una carrera en Alcañiz que se llama World Series. ¿Qué eso de entreno? No aparece en el Diccionario de la R. A. E., sí, entrenamiento. Como cuando un jugador mete tres goles, logra algo así como un "head tree". Bueno, es que yo apenas soy monolingüe. Pero hay cosas que en español me sacan de quicio: los reporteros deportivos dicen que no se juega al fútbol bien con aire y otros, los taurinos, que un diestro toreó molestado por el aire. Confunden el todo, el aire indispensable, con la parte, el viento que se define con un socorrido pareado. La otra semana, ya lejos de la semántica, el primer toro de Victorino de Castellón cogió a José Luis Moreno al entrar a matar al primero de la tarde y los comentaristas afirmaron que los siguientes toros, si el cordobés no salía de la enfermería, como así sucedió, tres y tres, los tenían que matar el segundo espada, "Rafaelillo", y el tercero, Luis Bolívar. Y esos comentaristas de televisión, radio y hasta de la prensa se asombraron de que "Rafaelillo" rematará a ese primero al que ya había clavado la espada Moreno y otros tres toros más. Yo no soy reglamentista y más desde que le oí decir a Belmonte que no podía opinar sobre el nuevo Reglamento de 1962 porque no conocía ni el anterior ni ninguno, pero, sin conocer ese corsé de la inspiración torera, sé desde hace muchos años que si entra a matar el diestro de turno, el más antiguo debe pechar con los suyos y el otro de su compañero herido. Otra cosa sería si ese torero titular de la lidia no entra a matar, entonces se reparten los otros dos los toros pendientes. Algunos le echaron la culpa a las Comunidades y sus afanes legisladores, pero ese es otro cantar. A mí, por ejemplo, me parece absurdo obligar a que todos los pares de banderillas que se ponen a un toro lleven los colores de las banderas de cada lugar o que en una plaza como Madrid se salga a hombros con una oreja en cada uno de sus dos toros y en Zaragoza sea imprescindible cortar las dos a un solo toro. Afanes de protagonismo político. El mejor reglamento es el que exige que se cumpla lo que se anuncia: seis toros que seran lidiados, picados, banderilleados y rematados a estoque por sus matadores y las correspondientes cuadrillas. ¿Para qué tanto artículos y mandamientos? Sin legislación no haría falta policía y los toros pasarían a Cultura. Vale por hoy

viernes, 19 de marzo de 2010

Día del Padre

En este 19 de marzo de 2010, día del padre, se inicia la andura de este blog, espacio que permitirá a su principal protagonista, Benjamín Bentura Remacha, poder difundir sus amplios conocimientos sobre la tauromaquia y la fiesta de los toros, amén de su buen hacer como cronista y su gran afan por investigar temas de diversa índole.

Esperemos que este blog se convierta en un homenaje a nuestra fiesta, al amor por la tradición taurina, que su protagonista atesora desde que diese sus primeros pasos por tierras cinco villesas y madrileñas. Por Ejea, lugar donde a pesar de no haber nacido, siempre ha hecho suyo como su origen, y ha predicado orgullosamente su gran vinculación histórica con el mundo de los toros.

Nos quedaríamos cortos si no hiciesemos también mención en un día como hoy al padre de nuestro padre, nuestro abuelo, Barico, él cual no tuvimos la suerte de conocer todo lo que nos hubiese gustado, pero que a buen seguro influyo en gran manera en la persona sobre la que hoy hablamos. Con lo cual emplazamos a su hijo, es decir Barico II, a que nos haga participe de su legado, permitiendonos de vez en cuando disfrutar de aquellas cosas que piense que pueden definir de mejor manera la figura de Bárico y su importancia como cronista, escritor y protagonista de aquella época.

Sabemos que tu fuerte no son los ordenadores, pero tu no te preocupes, sólo tienes que poner tu talento y sabiduría que nosotros ya nos encargaremos de los detalles.

Feliz día del Padre, Papá

Benjamín e Ignacio Bentura