viernes, 31 de octubre de 2014

CURIOSIDADES ZARAGOZANAS (VI)

EL LARGO INVIERNO QUE NOS ESPERA

BENJAMÍN BENTURA REMACHA

Primero una confesión de parte: me equivoqué, no se cortaron 20 orejas en la Feria del Pilar pasada, fueron 21. Se me borró de la memoria una que el novillero Borja Jiménez le arrancó al primer novillo de Jandilla lidiado el día 6 de octubre. Buena cosecha: 21 orejas un rabo, cinco salidas a hombros y dos abortadas por las arbitrales y arbitrarias decisiones presidenciales, las de Ginés Marín y la de Daniel Luque. También hay que pedir con urgencia que el Reglamento Taurino sea de ámbito nacional y no peculiar y al gusto de los Reinos de Taifas en el que se han convertido las distintas administraciones autonómicas. Y el toro, como símbolo y emblema de cada una de ellas. Hemos superado una gran prueba porque Zaragoza estaba al borde del colapso taurino y ahora que tenemos la plaza más bella y cómoda de todas las plazas de España debemos aprovecharla a pleno rendimiento. Algunos de los de “los toros con sol y moscas” se echarán las manos a la cabeza y opinarán que proyectar cine, hacer teatro o exposiciones, celebrar bailes, bodas o despedidas de solteros en el ruedo de don Ramón Pignatelli son actos sacrílegos cuando la plaza de toros es un gran edificio en una zona céntrica de la ciudad y tiene que explotarse a todo lo largo del año.
Otro asunto es el del arrendamiento. Las plazas españolas que funcionan a tope en el sentido taurino de su aprovechamiento son las que mantienen una continuidad en su dirección empresarial, la de Sevilla con casi un siglo en las manos de la familia del catalán Pagés, la de Madrid, tras la amplísima etapa de los Jardón con su escudero don Livinio de cabeza visible, la esporádica presencia de “Napoleoncito Berrocal” y alguna otra aportación simplemente testimonial, los últimos treinta años se han cubierto con tres empresarios con solera y prestigio, Manolo Chopera, los Lozano y José Antonio Chopera, de los “juniors”, Pamplona y su Casa de Misericordia y El Potra, Bilbao y la otra Casa de Misericordia, el del pelo blanco sobre la frente y “Manolo el Grande” y sus hijos Pablo y Oscar, Santander con  su ayuntamiento, Barcelona y don Pedro hasta que don Pedrito lo puso todo en manos de los mercaderes y el precioso templo bizantino se hizo mahometano, los relevos en la de Salamanca y la de Gijón con Carlos Zúñiga. Recuerdo la de Tarragona con Moya y las de la Costa Brava con Zulueta y la continuidad de los Lozano en Pontevedra. El resto, un carrusel verbenero. Cuatro años de la explotación de una plaza no son suficientes para la consolidación de la gestión de una plaza de toros y es muy amplia la lista de cosos taurinos que  no se definen empresarialmente: Valencia, Málaga, Córdoba, Alicante o Zaragoza. Pasaron al olvido unas cuantas que tuvieron cierto relieve torero, alguna de primera y otras muchas de menor categoría. Este año se ha dado el caso en Tarazona de Aragón que, teniendo dos plazas de toros, una octogonal y conformada por viviendas de vecinos y otra de propiedad privada, se dieron los festejos de las fiestas de San Atilano en una portátil. Hay otro municipio en Aragón, Tauste, que cuenta con plaza de obra y el ayuntamiento monta una de tubos. Un par de ejemplos.
Zaragoza, después de más de treinta años de recuperación y mejora de sus instalaciones, es en estos momentos un templo capaz de albergar toda una serie de ceremonias, espectáculos y manifestaciones de lo más variadas e interesantes y cuenta, además, con una larga y curiosa historia que contar. Dos siglos y medio. El tema está en acertar con sus contenidos y expresiones. Creo que Sevilla y Madrid abren sus puertas a diversas actividades y hasta me parece que puede accederse a sus bares o restaurantes. Lo mismo se podía hacer en Zaragoza.
Hace unos días ha cerrado sus puertas el mesón “Campo del Toro”. Las abrió el 31 de mayo de 1985, cuando Fernando Moreno,  novillero, banderillero y picador, natural del barrio zaragozano de Montañana y que había regentado la cercana taberna “La Taurina”, y Jacinto Ramos, inmigrante de la provincia de Córdoba, novillero y emigrante al otro lado del Atlántico con experiencia en hostelería en la jungla “neyorkina”, se juntaron y transformaron lo que era una importante imprenta en el lugar de encuentro del taurinismo zaragozano. En 1991, Fernando Moreno se separó del negocio y lo continuó Jacinto con la ayuda de su esposa Aurora y la llegada de su hija Cristina, estudiante de Hostelería y casada luego con el cocinero tudelano Dani Cascán. Sus paredes eran soporte de un muestrario de arte taurino, Ruizanglada, Ruiz Cortés, Falcó, García Campos, Mira, Morellón, vitrinas con los vestidos de El Tato, Raúl Aranda y Jesús Millán, el primer capote de paseo de Paco  Camino, una preciosa colección de benditeras, interesantes documentos gráficos y espectaculares cabezas de toros. Hubiera cumplido treinta años allá por el día de San Fernando del próximo año de 2015. Algo se fue irremediablemente cuando Fernando Moreno falleció en un accidente de carretera junto a su esposa Inmaculada y cuando Jacinto Ramos murió de un tumor cerebral hace una década. No sé lo que ha ocurrido, pero el mundo del toro ha abandonado sus tradicionales lugares de reunión. El otro día en Madrid, me encontré con Gonzalo Sánchez Conde, más conocido por “Gonzalito”, por ser el mozo de espadas de Curro Romero, los polvorones de Estepa, los jamones o el lomo onubenses, los fandangos de Huelva o por los muchos toreros que salieron de sus manos, Víctor Méndez, Rafael Ponzo, de Maracay, Carlos Osorio “Rayito de Venezuela” recientemente fallecido, Manuel Cid, el de Salteras y, últimamente, su proyecto más ilusionante, José Ruiz Muñoz, de Chiclana y, pese a los apellidos, sobrino nieto del “Faraón de Camas”. Nos citamos en  la Plaza de Santa Ana. ¿Dónde están los taurinos, Gonzalo?  “Ni uno ni medio. Y se ha muerto “Varguitas”, el íntimo amigo de Manolo Chopera que seguía viniendo por “Viña P”, en “La Alemana” no queda ni rastro de don Ramón “El Chino”, el que ponía el puchero para los Dominguines, en el hotel “Victoria” no se viste ni un torero y sólo me encuentro en alguna ocasión con “Pechoduro”, don Benjamín”. “Pechoduro” es Victoriano Barroso, novillero en sus tiempos jóvenes y banderillero después. ¿Dónde van los taurinos de hoy?

No me puedo morir. El comandante en jefe de la grey informadora, al hablar del indultado novillo de “Los Maños” en la Feria del Pilar, escribe esto en “Aplausos”:”…Los Maños, gente  buena de Aragón que crían Santa Coloma cerca de donde hizo historia el toro navarro”. Falso de toda falsedad. La finca de los Marcuello está en el término de Luesia, en las Altas Cinco Villas de Aragón, al pie de la Sierra de Santo Domingo y a 30 kilómetros de Ejea de los Caballeros, de donde en el siglo XVIII procedían los toros que se lidiaban  entonces en Madrid, Zaragoza y Pamplona. Llevo años predicando en el desierto, proclamando la verdad de la casta brava aragonesa y la nación de Antonio Ebassun “Martincho” y, por lo visto, tengo que seguir en la trinchera. Se hará lo que se pueda, Señor.            

martes, 21 de octubre de 2014

LA FERIA DEL PILAR 2014

CURISIDADES ZARAGOZANAS (V)
LA FERIA DEL PILAR DEL 250 ANIVERSARIO
BENJAMÍN BENTURA REMACHA

He escrito mucho estos últimos meses sobre la plaza de toros que construyó Pignatelli y dio noticia Francisco Goya. Esperaba que ambos, Goya y don Ramón, fueran protagonistas y se anunciara la fundamental Feria del Pilar de 2014 con un cartel acorde con la efeméride evocada. Por ejemplo, la estampa de Martincho matando un toro a la salida del chiquero del recién estrenado coso, con grilletes en los pies, sentado en una silla y un sombrero o rodela como engaño. Pudo ser también un cuadro de Ruizanglada representando a unas majas goyescas u otro del contemporáneo colombiano Diego Ramos, que tiene poco que envidiarles a los maestros del cartel taurino que en el mundo han sido. Nada de eso: un collage populista con la colaboración ciudadana a base de pegatinas, los retratos difuminados de don Ramón y don  Francisco sobra la foto de la portada de la plaza que no llega ni a centenaria. Menos mal que don Francisco el de los torosvolvió al interior del coso taurino en el bronce que cinceló Manolo Arcón y que tuve el honor de descubrir en 1991 por delegación del presidente Pepe Marco y en presencia de Arturo Beltrán, en cuya memoria se guardó un minuto de silencio en la primera corrida del ciclo y Enrique Ponce tuvo el detalle de recordarlo en  su brindis al público del cuarto toro del día 11. La estatua, colocada al aire a la salida de la Puerta Grande necesitará de algún fondo e iluminación para que no pase desapercibida. Eché en falta el que alguno de los diestros actuantes le dedicara una de sus faenas al mejor cronista de la  corrida moderna. Se han dedicado al público más de una docena de brindis, Luque dos en el mismo festejo, como saludo en el primer toro, el de Bañuelos, y como despedida en el sexto, el zambombo de Puerto de San Lorenzo. Hubo dos brindis televisados, uno de Padilla a Ortega Cano y los presos de Zuera en la televisión de Aragón y otro de Luque a su hermana en la Plus, y un tercero de Urdiales a sus compañeros Ponce y Talavante, supongo que por haberle acogido con cariño en su sustitución del lesionado Finito de Córdoba. El sastre taurino Roquetas ofreció un capote de paseo de galones con la Virgen del Pilar como imagen predominante al triunfador de la corrida goyesca, David Fandila El Fandi.
Se lidiaron 42 toros, en seis corridas de a pie y una de a caballo, y 12 novillos, más un toro de exhibición de suertes populares para rematar los alardes de la guardarropía goyesca, cuatro mozos castellanos tocados con cachirulos – la cabecica atada de los aragoneses -, saltadores desde una mesa, de espaldas, del ángel y a la garrocha y quiebros con cite desde una silla. Día 8 de octubre, fecha conmemorativa de la inauguración del coso de Pignatelli. Se dio otra corrida el día 13 de ese mismo mes de octubre de 1764 con 8 toros de Diego Bentura y otros tantos de su mayoral Juan Murillo y 250 años después, este día, en  Zaragoza, se corrieron toros de Bohórquez, actuó Diego Ventura a caballo y asistió Diego Bentura Ferrán de Irizar, descendiente directo del ganadero del siglo XVIII, ejeano, para más señas. De los toros y novillos hubo algunos destacados que propiciaron el éxito de sus lidiadores: el de Los Maños indultadoQuejoso, y del que le concedieron a Jonnathan Blázquez Varea las dos orejas simbólicas, el toro Picaron de Fuente Ymbro, premiado con la vuelta al ruedo, cuyas orejas fueron a parar a manos de El FandiTasador de Bañuelos que lidió Daniel Luque, premiado con una de sus orejas y la petición de la otra, dos toros de Alcurrucen y VictorinoMusiquero y Ordenado, en esa misma tarde solitaria del de Gerenael tercero de Juan Pedro DomecqBallenito,desorejado por Talavante, y uno de Victoriano del Río y otro de Parladé, Amontillado y Jarretón, lote de El Juli en la corrida del día del Pilar. En total se concedieron 20 orejas y un rabo, cosecha excelente y que supone una inyección de optimismo para el futuro de la fiesta. Salidas a hombros de VareaEl FandiTalavanteEl Juli y Diego Ventura. Y dos más frustradas por la cicatería presidencial, las de Ginés Marín y Daniel Luque. Hubo muchos pañuelos blancos en el palco, algunos precipitados para los avisos con el toro ya rendido en la arena, uno naranja de indulto, inusitado por estos lares, tan inustado como el rojo de las banderillas negras al de Cortés del día del Pilary uno azul de vuelta al ruedo. También y en varias ocasiones, el pañuelo verde de devolución al corral, cuatro. Heridos el sobresaliente Manuel Carbonel,cornada, el picador José Juan Esquivel, rotura de ligamentos de la rodilla, y Ginés Marín, puntazo leve en un párpado.
Restos de la Banda de Música de la Diputación de Zaragoza, en extinción, reforzados sus miembros supervivientes por buenos músicos, servicios eficientes de información de la empresa UTE con la guapa y sevillana Noelia López al frente, el complemento del tudelano Tinico con su programa de mano, en  el que incluye hasta los nombres de los caballos de rejoneo y fabuloso el trabajo de los encargados del marcador luminoso, con lo que nos encontramos en la plaza con más solera – las cuevas recuperadas de la base de la plaza de 1764 son una maravilla – y más cómoda e informada de todas las plazas de primera de España. Y con una cubierta que no desvirtúa su condición de plaza de toros, no como otras a las que los aficionados califican de tanatorios. Por cierto que Carlos Ruiz Villasuso, en el último número de Aplausos, habla de Arturo Beltrán y de los que le dijeron de todo menos bonito cuando se colocó la cubierta de teflón sobre la obra original y la reforma de 1918. Carlos, no eran de mi ciudad, y a alguno de los maledicentes los tienes cerca, muy cerca de tu propia página de cada semana. ¿Me entiendes? A la cubierta la llamaron el preservativo. Embarazoso, Carlos.
Y como remate de este examen a vuela pluma, un análisis de los trofeos concedidos. Se ha premiado a Julián López El Juli por la mejor faena y la mejor estocada y se le da al premio de triunfador al novillero Varea, tres orejas. También se le pudo conceder a Diego Ventura puesto que un rabo es más que una oreja, caso de que este premio se conceda por criterios cuánticos. Se ha concedido el premio a la corrida mejor presentada a la de Victorino Martín, la más destartalada y desigual de todas las lidiadas, en tipos, pesos, cabezas y espíritu. Baste señalar que hubo una diferencia de más de cien quilos de peso entre el quinto y el segundo y cuarto, dos bizcos, un veleto, un chivato y otro, el primero, el único cardenillo de los saltillos. A Juan José Esquivel se le ha concedido el premio del mejor puyazo, según dice al acta por el colocado al cuarto toro de la corrida de Victorino, en el que el primer puyazo fue trasero y del segundo se fue suelto el toro. El toro que picó con lucimiento Esquivel fue el de Victorino de la corrida en solitario de Luque, con derribo en el primer puyazo, en el que resulto lesionado el picador de Linares, pero que volvió al caballo y puso otra vara excepcional, siempre moviendo a las monturas con dominio y conocimiento. Finalmente, el premio al mejor toro se lo llevó un novillo, el Quejoso de Los Maños. Espero que pronto sea padre.Enhorabuena, señores Marcuello de la Sierra de Santo Domingo, Cinco Villas de Aragón. Tira la tierra.